Los émbolos de gas venoso (EMV) son burbujas que se observan circulando en la sangre de algunos buceadores durante varias horas después de la inmersión mediante ultrasonidos. Los VGE más grandes y numerosos se asocian estadísticamente con un mayor riesgo de enfermedad descompresiva (DCS), pero la relación no es directa. Se han documentado diferencias en el riesgo de VGE y DCS entre individuos y en el mismo individuo - incluso con inmersiones idénticas. Es importante destacar que la evolución de la VGE tras la inmersión varía drásticamente, por lo que obtener mediciones frecuentes puede ser importante para comprender la influencia de la VGE en otros mecanismos fisiológicos en el buceo. Con este objetivo, los investigadores de la UNC están trabajando en la obtención de miles de grabaciones de ultrasonidos que se utilizarán en el perfeccionamiento de algoritmos automatizados para la detección de GEV.
Los embolismos gaseosos venosos (EGV) son burbujas que crecen a partir del nitrógeno disuelto presente en los tejidos del buzo cuando asciende. Se detectan mediante una ecografía, en especial cuando se trata de un ecocardiograma transtorácico (una ecografía del corazón), y se observan como puntos brillantes que circulan por las cavidades cardíacas venosas. Como parte de la investigación de buceo, se evalúan videos de burbujas que circulan por el corazón y personas calificadas clasifican las burbujas según una escala de gravedad que se correlaciona con el riesgo de sufrir EDC. Además, existe otro tipo de evaluación basada en el recuento manual de burbujas, que es más reproducible y fácil de aprender por parte de las personas sin formación médica y ofrece ventajas para la automatización informática. No obstante, la gran desventaja de este método tan utilizado en la investigación de la descompresión es su lentitud.
En este estudio, estamos desarrollando un formulario en línea para que el público en general cuente los embolismos gaseosos venosos presentes en ecocardiogramas y los reporte. Esta herramienta web permitirá que las personas nos ayuden de manera voluntaria a recopilar recuentos completos de burbujas en ecocardiogramas, lo que nos servirá para desarrollar algoritmos de aprendizaje automático a fin de automatizar esta tarea en el futuro. Un método automático de recuento de los EGV aceleraría la investigación en campo de la descompresión y nos permitiría comprender mejor la relación de estas burbujas con la enfermedad por descompresión.