Existen muchas razones para tomar otros cursos después de haberse certificado como buzo de aguas abiertas. La formación avanzada le permite explorar nuevos entornos, le da la oportunidad de aprender de otros instructores y le enseña a dominar nuevos equipos. Pero lo más importante es que tomar nuevos cursos le permite aprender a bucear cada vez con más seguridad.
La falta de experiencia es un factor común en los accidentes de buceo, al igual que sucede en los accidentes de tránsito, la escalada y otras actividades. Por supuesto, puede solo bucear para adquirir experiencia, pero tomar cursos ofrece oportunidades de aprendizaje que no se presentan si simplemente bucea. Si bien buceando puede aprender de sus errores, durante un curso de formación avanzada se presentan más oportunidades de aprender de los errores de otras personas. Aprender de esta manera no solo es menos doloroso, sino que es más eficiente.
Otro de los beneficios de la formación avanzada es compartir tiempo con profesionales experimentados y otras personas que le dan prioridad a la educación. Estar con gente que participa activamente en el proceso de aprendizaje es, de por sí, una experiencia educativa. Mientras dictan un curso, los instructores se esfuerzan por dar el ejemplo en prácticas de buceo seguras y por ejecutar las habilidades con un gran nivel, para que se puedan tomar como modelo a seguir. Además, una parte importante de aprender consiste en procesar la experiencia. Los cursos de formación avanzada son ideales para esto. Las charlas posteriores a la inmersión sirven para cimentar las buenas prácticas y para corregir lo que se debe mejorar. Por último, no se deben subestimar los valiosos contactos que se pueden entablar con otras personas que bucean en su zona. No hay mejor compañero de buceo que una persona que nunca deja de aprender cosas nuevas.
Además de reforzar las buenas prácticas, seguir capacitándose puede ayudar a que modifique prácticas problemáticas, como la normalización de la desviación. La normalización de la desviación es un fenómeno en el que la persona que bucea tiene conductas inseguras (o sus prácticas de seguridad se deterioran gradualmente), pero no sufre consecuencias por pura suerte. Con el tiempo, esto puede tener como resultado que las prácticas inseguras se afirmen y que se repliquen en sus compañeros de buceo, incluso en centros de buceo o comunidades. Comprometerse a capacitarse con un profesional del buceo y a aprender nuevas habilidades puede ser una excelente manera de erradicar prácticas inseguras que pueden aparecer con el tiempo.
Para finalizar, seguir formándose fortalece a las personas que bucean. Cuanto más aprende a lidiar con situaciones bajo el agua, mayor independencia tendrá bajo el agua. Si dispone de un abanico de habilidades y destrezas, estará bien preparado para cualquier eventualidad que surja. No se pierda la oportunidad de aprender nuevos trucos y de mejorar su experiencia del mundo subacuático.
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