Operación “Sol naciente”

Los cañones antiaéreos aún apuntan hacia el cielo en el naufragio del I-52 como cuando el submarino aún estaba en la superficie, después de encontrarse con su contraparte alemana y antes de sumergirse para intentar escapar de la flota de los Estados Unidos que se acercaba. Foto por Jonathan Blair/National Geographic

Un proyecto de extremos.

La historia de la búsqueda del submarino japonés I-52 es uno de dos descubrimientos separados por el tiempo y el propósito. En 1944, en la oscuridad de la noche en el océano Atlántico, un grupo de buques antisubmarinos de la Marina de los Estados Unidos estaba en busca de una reunión clandestina entre tripulaciones navales alemanas y japonesas. Sobre la base de la información obtenida por los servicios de inteligencia, pretendían sorprender y hundir los dos submarinos que supuestamente intercambiarían información militar. Medio siglo más tarde, el I-52 aún yacía sobre el lecho marino sin haber sido descubierto, pero esta vez la búsqueda era en la oscuridad de la profundidad del océano en busca de una posibilidad, no destrucción.

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, las potencias del Eje acordaron transferir recursos entre sus países mediante el uso de submarinos, que eran más difíciles de encontrar y hundir que los barcos que navegaban en la superficie. Los intercambios secretos entre Alemania y Japón, que los japoneses llamaban misiones Yanagi, dependían de travesías de ida y vuelta entre Japón y la Francia ocupada por los alemanes. De los primeros submarinos que intentaron seguir la larga ruta alrededor del cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, solo el I-8 completó el viaje de ida y vuelta.

Submarinistas a bordo del I-8 en posición de firmes a su llegada a la Francia ocupada por los alemanes el 31 de agosto de 1943.
Los submarinistas a bordo del I-8 se paran en posición de firmes con la llegada del buque a la Francia ocupada por los alemanes el 31 de agosto de 1943.

El quinto submarino japonés que intentó una misión Yanagi, el I-52, era un gigantesco navío de 108 metros (356 pies) de eslora y 9 metros (31 pies) de manga. El navío partió de Kure, Japón, el 10 de marzo de 1944, con una tripulación de 95 oficiales y submarinistas enlistados, así como también 14 técnicos e ingenieros civiles, cuyo objetivo era llevar información militar de regreso a Japón. El submarino también llevaba una carga de materias primas para ayudar a abastecer el esfuerzo bélico de Alemania. El 6 de junio de 1944, de camino a Lorient, Francia, el I-52 recibió un mensaje que decía que los Aliados habían desembarcado en Normandía y podían llegar a tomar el control del puerto francés antes de que el submarino arribara. Por el momento, el submarino tenía órdenes de reunirse con el submarino alemán U-530 al oeste de las islas de Cabo Verde en el medio del océano Atlántico.

Los dos navíos se encontraron y transfirieron a tres miembros de la tripulación y un detector de radar del U-530 al I-52. La Marina de los Estados Unidos había estado interceptando comunicaciones del I-52 desde su primera transmisión y había enviado el grupo de portaaviones de escolta USS Boguea destruir ambos navíos en el momento del encuentro, información que tanto Japón como Alemania desconocían. Bombarderos torpederos Avenger, que despegaron desde el Bogue, hundieron el I-52 , que se estaba sumergiendo, sin dejar sobrevivientes.

El submarino alemán U-530 se reunió con el I-52.
El submarino alemán U-530 se reunió con el I-52.

El autor y antiguo oficial de submarino de la Marina David W. Jourdan relata el hundimiento y el descubrimiento del I-52, el último submarino japonés vinculado a una misión Yanagi para Europa. Continuando con su anterior serie de libros que cubrían temas similares, Jourdan relata en Operation Rising Sun: The Sinking of Japan’s Secret Submarine I-52 (Operación “Sol naciente”: el hundimiento del submarino secreto japonés I-52)la búsqueda inicial del submarino realizada por la Marina durante la guerra junto con la búsqueda de sus restos 50 años después.

Después de graduarse de la Academia Naval de los Estados Unidos y de servir como oficial comisionado en un submarino nuclear durante la Guerra Fría, Jourdan comenzó su carrera como físico en el Laboratorio de Física Aplicada (Applied Physics Laboratory) de la Universidad Johns Hopkins (Johns Hopkins University). Perfeccionó sus habilidades en sistemas de bases de datos oceanográficos navales y desarrolló software y algoritmos para analizar la navegación de submarinos y vehículos submarinos autónomos.

Una pintura al óleo representa al I-52 siendo alcanzado y hundido por bombarderos torpederos estadounidenses.
Una pintura al óleo muestra cómo el I-52 es golpeado y hundido por bombarderos torpederos de los Estados Unidos.

La Marina utilizó el trabajo de Jourdan para mejorar su capacidad para rastrear submarinos nucleares. Fundó una empresa, Meridian Sciences (hoy Nauticos), para respaldar y realizar expediciones en el océano con su sistema RENAV (renavegación) —un algoritmo de ingeniería inversa que ayuda a proyectar posibles destinos a partir de datos de posición incompletos. En 1995, el enigmático investigador marítimo Paul Tidwell le pidió su ayuda para encontrar el I-52.

Tidwell había descubierto un manifiesto japonés que especificaba que 146 barras de oro almacenadas en 49 cajas metálicas y que pesaban 2 toneladas métricas habían sido cargadas en el I-52 al zarpar para iniciar su viaje. El oro valdría millones, y Tidwell tenía inversores que querían una gran parte del botín. Había estado buscando el submarino desde 1990 y su extensa investigación de archivos del gobierno de la Segunda Guerra Mundial lo habían convencido de que sabía exactamente dónde se había hundido el I-52 .

Tidwell contrató a Meridian para brindar apoyo operativo para una expedición para localizar el naufragio, que requería un buque grande con un sonar de barrido lateral y prestaciones de dragado y fotografía en aguas profundas. El buque de investigación ruso Yuzhmorgeologiya llevaría a Tidwell y a los inversores al sitio que él había identificado como el lugar de descanso final del submarino. La expedición comenzó en abril de 1995 con grandes esperanzas y expectativas de descubrimiento y tesoro. Después de dos semanas de mareos, ansiedad, raciones austeras y pasadas infructuosas con el sonar para “cortar el césped” en el fondo del océano a 5.182 metros (17.000 pies) de profundidad, el tiempo y la comida se estaban acabando. Tidwell estaba listo para calificar la búsqueda como un fracaso.

El trineo fotográfico ruso NEPTUN, que transporta cámaras de vídeo y fotográficas, desciende del Yuzmorgeologiya para inspeccionar el pecio.
El trineo para cámara de estructura abierta ruso NEPTUN, que puede cargar cámaras fotográficas y de video, es bajado desde el Yuzmorgeologiya para inspeccionar el lugar del naufragio.

Tras cuestionar si el lugar de la búsqueda era preciso, Tidwell finalmente invitó a Jourdan para realizar su magia matemática sobre la base de la información de navegación de los distintos participantes de la batalla de 1944. Jourdan redirigió la expedición a un punto completamente diferente y la búsqueda del desaparecido I-52 finalmente dio sus frutos. Los inversores no obtuvieron nada de oro, pero Jourdan y el equipo de Meridian hicieron posible el descubrimiento del naufragio a más de 5 km (3 millas) debajo de la superficie.

Jourdan y su empresa recibieron reconocimientos y montones de publicidad por su trabajo para encontrar el I-52. Su éxito dio lugar a expediciones para hallar el submarino israelí Dakar, el portaaviones japonés Kaga , hundido en la batalla de Midway, y un naufragio del siglo III con miles de artefactos históricos inmaculados. En la actualidad, Nauticos está profundamente comprometida con esfuerzos permanentes para localizar el lugar de descanso final de Amelia Earhart.

Jourdan dijo que esperó 25 años para escribir sobre el descubrimiento del I-52 porque no tuvo tiempo de escribir antes de vender parte de su empresa en 2003. “Éramos ‘empleados’ de Tidwell y solo estábamos interesados en las cuestiones técnicas de la expedición que el contrato exigía”, afirmó. “No obstante, nuestro trabajo fue tremendamente valioso porque era nuestro primer proyecto comercial y dio lugar a una enorme cantidad de buena publicidad para la empresa. Primero escribí sobre el proyecto Dakarporque lo sentimos como propio, pero con el tiempo me sentí mucho más cómodo con la idea de contar la historia del I-52 desde mi perspectiva”.

La parte trasera de la torre de mando a estribor del I-52 muestra daños probablemente causados por el ataque estadounidense.
La parte trasera de la torre de mando en el lado de estribor del I-52 muestra daños probablemente causados por el ataque de los Estados Unidos.

Él encuentra una conexión entre el libro y la relevancia para los buzos, si bien el buceo con aire comprimido no está demasiado involucrado en el trabajo de exploración en regiones profundas del océano, especialmente los naufragios que yacen a miles de metros de profundidad. “Considero que la expedición del I-52 es un proyecto de extremos” manifestó. “Este submarino podía viajar por todo el mundo sin recargar combustible, y los bombarderos Avenger de los Estados Unidos tenían tripulaciones operando potentes máquinas durante la noche en el medio del océano. Cuando el submarino salía a la superficie, se enfrentaba a muchos de los mismos problemas que los buzos deportivos deben manejar.

“Me parece que los buzos con aire comprimido están traspasando los límites de lo que los humanos podemos hacer en nuestro entorno, al igual que los pilotos y marineros involucrados en el hundimiento del I-52, con la muerte como la consecuencia extrema en cada caso.”."


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Más información sobre la búsqueda del I-52 en este video.

© Buzo de Alerta - Q2 2021

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