Piense en la primera vez que tomó una cámara submarina —¿cuál fue el motivo inicial?—. Quizás quería una manera de grabar sus buceos o un mecanismo para mostrarles a sus amigos y familiares que no bucean la belleza del mundo submarino. Tal vez era un fotógrafo de superficie que deseaba expandir sus horizontes o un buzo experimentado buscando agregar una nueva dimensión a sus buceos.
Sin importar el motivo, una vez que ingresó al mundo frustrante pero indudablemente adictivo de la fotografía submarina, hay una buena posibilidad de que la obsesión se haya afianzado. Probablemente no pasó mucho tiempo antes de que bucear sin una cámara comenzara a resultarle difícil de imaginar.
Una vez que fue totalmente adoctrinado, puede ser que haya realizado talleres intensivos, viajes exóticos, concursos de fotografía o ventas de fotografías. Probablemente se volvió costoso bastante rápido. La conclusión es que la fotografía submarina tiene un compromiso monetario y de tiempo tan importante que la mayoría de los fotógrafos, al margen del nivel de experiencia, no están interesados en crear imágenes para fines benéficos.
Esa era mi mentalidad hasta hace solo 10 años, cuando pasaba la mayor parte de mi tiempo bajo el agua intentando capturar imágenes para concursos o trabajos por encargo. Sin embargo, al comienzo del año 2016 fundé Dive into the Pink, una organización sin fines de lucro tipo 501(c)(3) sin remuneraciones que aprovecha la pasión y el entusiasmo de la comunidad de buceo para recaudar fondos para la investigación sobre el cáncer y el apoyo a pacientes.
Como sobreviviente de cáncer de mama, quería combinar mi amor por el buceo con aire comprimido con mi deseo de recaudar fondos para la lucha contra el cáncer, y anhelaba comenzar una iniciativa transparente que destinara la mayor cantidad de dinero a esa causa. Nuestro objetivo inicial era pequeño: administrar uno o dos barcos chárter de buceo en California por año. No obstante, nuestras travesuras en las redes sociales rápidamente llamaron la atención —algo fácil de lograr con barcos llenos de buzos con tutús rosados—.


En pocos meses recibimos varias donaciones grandes de complejos turísticos de buceo y empresas de embarcaciones de vida a bordo, lo que nos llevó a planificar una subasta en línea. Pronto comencé a recibir invitaciones para organizar viajes de buceo centrados en la fotografía en destinos remotos para recaudar dinero. Lamentablemente, este plan era imposible debido a mi agitado trabajo diario y los viajes personales que ya había planificado para los años siguientes. Me resigné a mantener separados mi organización sin fines de lucro y mi amor por la fotografía submarina.
Esa situación cambió al año siguiente cuando me encontré con el reconocido fotógrafo Mike Bartick, el experimentado profesional de la fotografía del complejo turístico Crystal Blue Resort en Anilao, Filipinas, y me preguntó si había considerado organizar un concurso fotográfico a medida. Me reí —claro que no lo había hecho. ¿Cómo alguien puede siquiera comenzar a organizar un concurso de fotografía?—. A pesar de mi rechazo inicial, esta idea no desaparecería.
Empecé a pensar sobre lo que implicaba participar en un concurso fotográfico —como por ejemplo los pasos específicos que los fotógrafos deben seguir para enviar una imagen—. Si bien estaba familiarizada con la participación en concursos de fotografía, definitivamente no tenía talento para la creación de sitios web. Sabía que si quería ejecutar este plan, tendría que resolverlo porque no podíamos pagar un diseñador de sitios web.
Acudí a mis amigos de Dive Photo Guide (DPG), con quienes había trabajado en una serie fotográfica anterior llamada “In Praise of Pink” (En honor al rosa) que destacaba imágenes que contenían el color rosa capturado por fotógrafos que admiraba. Cuando les pregunté si estarían interesados en asociarse para un concurso de fotografía submarina donde se presentaran imágenes que incluyeran el color rosa, aceptaron el desafío con entusiasmo.
A finales de 2017 se lanzó el primer concurso Think Pink (Piensa en rosa). Bartick aceptó ser uno de nuestros jueces, Crystal Blue Resort generosamente patrocinó nuestro premio de primer lugar y también contamos con el patrocinio adicional de Kraken Sports y el fotógrafo Alex Mustard, PhD. Bartick y yo usamos nuestras imágenes para promover el concurso y atraer a participantes, aunque tenía dudas de que generáramos mucho interés. El rosado, después de todo, puede ser polémico.
Estaba equivocada. El primer concurso generó más de USD 4.000 —ciertamente poca cosa en comparación con los grandes concursos de fotografía submarina, pero bastante bien para una pequeña organización sin fines de lucro y un concurso de una sola categoría—. Y lo mejor de todo, el ganador del primer premio, una foca gris capturada por el talentoso fotógrafo Nick More, fue una llamativa imagen que ayudó a dar reconocimiento a nuestros esfuerzos.


Como con la mayor parte de nuestro trabajo, dividimos el dinero entre un laboratorio de investigación —el Guise Laboratory, actualmente con sede en el Centro Oncológico MD Anderson (MD Anderson Cancer Center) en Houston, Texas,— y un esfuerzo de apoyo a pacientes —la Young Survival Coalition, una organización nacional que apoya a pacientes con cáncer de mama menores de 40 años—.
Desde entonces, DPG y yo hemos organizado conjuntamente seis concursos fotográficos Think Pink, con el apoyo continuo de Crystal Blue Resort, Kraken y Mustard, y casi siempre con Bartick como juez. Hemos tenido la suerte de sumar el apoyo de empresas como Lissenung Island Resort, Dive Damai, Backscatter Underwater Video and Photo, Sea and Sea, Ultralight Camera Solutions, Saga y Scott “Gutsy” Tuason. Hemos recaudado cerca de USD 20.000, todo a través de presentaciones de imágenes que contenían el color rosa.
Cada año continuamos recibiendo espectaculares e impresionantes presentaciones y donaciones de fotógrafos apasionados (y a veces bastante conocidos), algo que nunca deja de alegrarme el corazón. En aquellos días que a veces parecen llenos de reuniones monótonas, responsabilidades continuas y noticias deprimentes, me siento afortunada de poder experimentar en primera persona la naturaleza benévola y generosa de la gente, una visión que proporciona una fuente de constante alegría.
Lo mejor de todo es que el concurso no está escrito en piedra, sino que podemos personalizar las cosas si así lo deseamos. El quinto concurso anual Think Pink de 2024 fue particularmente conmovedor, ya que la comunidad de buceo de California acababa de perder a Deanne King, una apreciada buceadora local, talentosa fotógrafa submarina y querida amiga personal. Acababa de regresar a casa desde, casualmente, Crystal Blue Resort cuando fue diagnosticada con un agresivo tumor cerebral. Su enfermedad avanzó rápidamente y falleció en cuestión de meses, poco antes de que empezáramos a aceptar inscripciones.
Cuando el período de inscripción se cerró, les pregunté al editor en jefe de DPG Ian Bongso-Seldrup y a nuestros jueces si podíamos seleccionar una fotografía ganadora adicional para celebrar el sentido de creatividad de Deanne (a quien le encantaba probar nuevas técnicas y nuevos equipos) y todos aceptaron con entusiasmo. Rich Neely, el ganador de esta categoría honorífica, había capturado hábilmente a un gobio común local de California, lo que dio como resultado una inusual belleza con efecto bokeh con un fondo de color rosa pastel.
A finales de 2024, además de nuestros destinatarios habituales, agregamos una distribución discrecional considerable al Fondo para la Investigación del Cáncer Cerebral de UCLA (UCLA Brain Cancer Research Fund) en honor a Deanne. No voy a negar que cuando hice el cheque se me llenaron los ojos de lágrimas.
Obviamente, no todos los fotógrafos submarinos tienen el deseo de afrontar un proyecto importante como organizar un concurso de fotografía, y no puedo culparlos —la carga de trabajo puede ser significativa—. Pero existen muchas maneras de desarrollar actividades altruistas con imágenes, empezando simplemente por crear conciencia sobre los entornos marinos y la vida del océano. Este esfuerzo puede ser tan simple como lo que muchos de nosotros ya hacemos: compartir fotografías con amigos que no son buzos o en redes sociales, una actividad de todos los días que puede ser extremadamente poderosa en cuanto a educación popular.

Muchos concursos de fotografía submarina destinan una parte de los ingresos a una causa solidaria. También podría considerar donar una imagen o incluso una sesión fotográfica submarina a una organización por la que tenga pasión o quizás ofrecer su tiempo como voluntario para tomar fotografías en un evento sin fines de lucro.
Otras formas populares de retribuir incluyen unirse a una expedición científica como fotógrafo y aceptar el uso por parte de terceros de las imágenes que capture durante su participación o inscribirse en un viaje donde parte de los ingresos vayan a una causa significativa.
Algunas de estas ideas pueden parecer controvertidas ya que todos los aspectos de la fotografía submarina son costosos, desde el equipo y el buceo hasta los gastos de viaje y equipaje. Pero si encuentra una causa que tenga importancia a nivel personal, lo invito a ver cómo puede brindarle apoyo con su fotografía. Sin duda añadirá una nueva dimensión a su pasión, y también puedo prometerle que las recompensas serán mayores de lo que pueda imaginar.
Nota: todo el dinero recibido a partir de este artículo será donado a Dive into the Pink (diveintothepink.org). Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a los generosos fotógrafos galardonados que han aceptado que sus imágenes sean publicadas para apoyar este artículo.
© Alert Diver – Q3 2025