El equipo de Physioshark estudia los impactos del cambio climático sobre los tiburones

Un miembro del equipo libera a una cría de tiburón después de reunir datos y etiquetarla.

El equipo de Physioshark realiza una ecografía a un tiburón de arrecife de puntas negras preñado
El equipo de Physioshark realiza un ultrasonido de una hembra de tiburón de arrecife de puntas negras preñada para ver cuántas crías lleva en su vientre.

POR 450 MILLONES DE AÑOS algunas especies de tiburones han sido grandes depredadores en el mundo acuático, y han ayudado a equilibrar el insondable, pero frágil, ecosistema marino. Estas obras maestras de la evolución han sobrevivido a eventos de extinción masiva, pero incluso con todos sus conocimientos innatos vemos cada vez más especies en nuestras listas de especies en peligro. 

Se enfrentan a muchas amenazas nuevas y cambiantes, desde pesca con palangre y redes abandonadas hasta invasión de hábitats y agotamiento de poblaciones de peces. Una fuerza aún más perjudicial se está propagando por los océanos del mundo, una que amenaza a toda la vida en este planeta: el cambio climático.

Depende de los amantes y defensores de los océanos ayudar a proteger a los tiburones hoy en día para garantizar que haya tiburones en el futuro y para próximas generaciones. En el Centro de investigación Center for Island Research and Environmental Observatory (CRIOBE) en Moʻorea, Polinesia Francesa, Jodie Rummer, PhD, de la Universidad James Cook (James Cook University) en Queensland, Australia, investiga cómo el cambio climático afecta la fisiología de los tiburones de arrecife recién nacidos y jóvenes. Desde 2013, el proyecto Physioshark ha investigado la energética fisiológica de los tiburones de arrecife de puntas negras recién nacidos y los tiburones segadores que viven en las aguas protegidas de este enclave del Pacífico. 

un equipo realiza una ecografía a una cría de tiburón punta negra
El equipo de Physioshark realiza un ultrasonido del hígado de una cría de tiburón de puntas negras.
Identifica el hígado del bebé tiburón en la ecografía
Jodie Rummer identifica el hígado de la cría de tiburón en el ultrasonido.

La isla de Moʻorea ofrece una perspectiva única de los ciclos de vida de estas especies desde los períodos de gestación hasta el nacimiento y un vistazo a los desafíos a los que se enfrenta una nueva cría de tiburón en las aguas en constante cambio a las que llama hogar. Como uno de los santuarios de tiburones más grandes y antiguos, las aguas territoriales de la Polinesia Francesa ofrecen a los investigadores un vistazo a los factores estresantes naturales que los tiburones deben superar más allá de la caza y las prácticas pesqueras de los humanos responsables de la muerte de unos 100 millones de tiburones cada año. 

Rummer y su equipo han identificado 11 zonas de cría potenciales en la isla donde han tenido una oportunidad de capturar crías en aguas protegidas de la laguna. En los pocos minutos que tienen con estas crías, miden su largo y su peso, toman fotos de identificación y muestras de sangre y piel, les colocan un pequeño microchip cerca de la aleta dorsal y realizan un ultrasonido del hígado para medir cuánto tejido adiposo ha metabolizado el tiburón. Catalogan los datos reunidos, que Rummer puede usar junto con los grupos de datos históricos de
investigaciones anteriores para ver cómo los factores estresantes ambientales y el cambio climático afectan y continuarán afectando a las poblaciones de tiburones locales.

La unidad de estudio predominante de Physioshark son los tiburones de arrecife de puntas negras recién nacidos, y debido a que estos animales están más activos por la noche, también lo está el equipo. Con la luz tenue del atardecer, Rummer y su equipo empiezan a prepararse para la noche. Comienzan estirando la red de enmalle de 50 metros (164 pies) de forma perpendicular a la costa desde la orilla hacia aguas más profundas. Esta red les brinda la mejor oportunidad de capturar a alguno de los pequeños tiburones que prefieren la seguridad de las aguas superficiales y, a la vez, limitan la probabilidad de capturar tiburones adultos. 

equipo esperando para capturar un tiburón de arrecife embarazado

Luego hay que esperar. Algunas noches esperan solo unos minutos, y otros días lo hacen toda la noche, pero el equipo entra en acción tan pronto como la red se mueve. Uno o dos miembros del equipo se apresuran a ingresar al agua para liberar a la cría de la red. Esto es todo un espectáculo desde la costa, ya que la única luz proviene de sus linternas de cabeza que se reflejan intensamente en la tranquila superficie de la laguna. Una vez de regreso en la costa, el cronómetro se pone en marcha mientras se mueven lo más rápido posible para reunir sus datos. 

Toman varias mediciones para determinar la edad aproximada del tiburón. Una muestra de sangre para un análisis de ADN permitirá identificar mejor a los tiburones y sus familiares, y una pequeña escisión en la aleta dorsal ayudará a identificar visualmente al tiburón que han capturado. Colocan un pequeño microchip justo debajo de la piel para ayudar con la identificación si el equipo vuelve a capturar al tiburón en otro momento, lo que le permite a Rummer comparar medidas y calcular los índices de crecimiento.

El proceso solo toma minutos. Cada miembro del equipo sabe cuál es su función, y se ve más como una danza coreografiada que un análisis detallado de una cría de tiburón. Una vez que Rummer tiene sus datos, el equipo devuelve al tiburón al agua y lo ayuda por un minuto a recuperar el aliento y alejarse nadando hacia la oscuridad de la noche con la menor dificultad posible. Llevan a algunas de las crías capturadas al laboratorio de CRIOBE, donde los investigadores pueden llevar a cabo estudios adicionales.

En el laboratorio el equipo puede simular mejor las temperaturas del océano previstas, los niveles de pH y los niveles de oxígeno y cómo afectarán a las poblaciones de tiburones. Pueden realizar pruebas en estos entornos controlados para simular la caza o un escape de depredadores y los tiempos de recuperación. Estas pruebas han demostrado una correlación directa entre las temperaturas elevadas y la duración del descanso que necesitan los tiburones para recuperarse de factores estresantes externos. Este período de recuperación deja a los tiburones, especialmente las pequeñas crías, vulnerables a un ataque o un agotamiento mortal.

A medida que sus estudios continúan, el equipo de Physioshark comprueba cada vez más que un cambio de temperatura de incluso 3 °C (5,4 °F) puede tener un impacto nocivo en los tiburones adultos y sus crías. Por este motivo, es fundamental proteger las zonas costeras donde viven los tiburones jóvenes.  

“La protección puede ser la función más importante de estos hábitats de aguas superficiales, lo que puede explicar por qué los recién nacidos mantienen un área de distribución tan pequeña —menos de 2, 14 metros cuadrados (150 pies cuadrados) o 18,6 metros cuadrados (200 pies cuadrados)— durante este tiempo”, comentó Rummer. “A modo de escala, ese es un espacio más pequeño que una cancha de tenis”. La pérdida de hábitats superficiales es especialmente problemática para las crías porque se exponen a animales depredadores más grandes a medida que se desplazan hacia aguas más frías y profundas.

Rummer también ha comenzado a etiquetar hembras de tiburón de puntas negras preñadas para ayudar a localizar, proteger y monitorear los lugares donde tienen a sus crías. Este proceso de etiquetado es un poco más complicado, porque las hembras de tiburón preñadas son más grandes y exponencialmente más fuertes. Al igual que con las crías, el equipo mide, fotografía y toma muestras de ADN de las futuras madres. Etiquetan a los tiburones con un transpondedor con GPS externo y otro en el útero que será liberado cuando nazcan las crías para mostrar la posición exacta del nacimiento. Rummer puede usar los datos para identificar mejor la ubicación de los nacimientos de tiburones en Moʻorea. 

Este nuevo tipo de investigación es primordial para utilizar mejor las áreas protegidas y comprender las características clave que producen crías saludables. La investigación de Physioshark permitirá comprender mejor el ciclo de vida de esta especie y ayudará a destacar las posibles amenazas y los factores estresantes que pueden potencialmente devastar las poblaciones de tiburones de todo el mundo. Los santuarios de tiburones son una medida inicial crucial para ayudar a garantizar que haya ecosistemas y poblaciones de tiburones saludables, pero lamentablemente la crisis del cambio climático mundial no conoce fronteras. 

Si bien Moʻorea ofrece un excelente marco para esta investigación, la información reunida allí se aplica a todas las áreas que estos tiburones llaman hogar. Más allá de la investigación, las islas de la Polinesia también son excelentes para realizar buceos divertidos con tiburones de arrecife de puntas negras, de arrecife de puntas blancas, grises, de puntas plateadas, martillo comunes, tigre, oceánicos de puntas blancas y limón. En la actualidad, varios grupos realizan investigaciones sobre poblaciones de tiburones residentes de Moʻorea. Desde etiquetar tiburones oceánicos de puntas blancas y tigre hasta estudiar los patrones de reproducción y los lugares donde los tiburones segadores dan a luz, este refugio ofrece un lugar protegido y pintoresco para que investigadores apasionados y determinados lleven a cabo su trabajo.

En nuestro mundo en constante cambio, el equipo de Physioshark está reuniendo la información necesaria para comprender mejor los ciclos de vida de estos animales y gestionar y proteger áreas de nuestro océano. Su investigación enfatiza la importancia de las áreas protegidas y los santuarios de tiburones, lo que les da a estas especies críticas tiempo para adaptarse a la amenaza del cambio climático. 

Esta investigación ayudará a garantizar que futuras generaciones puedan sentir el miedo instintivo, la emoción y el asombro de sumergirse bajo la superficie hacia el mundo acuático de los tiburones.

© Alert Diver - Q2 2023

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