Durante mucho tiempo las aguas de alta mar han representado una frontera de aventuras salvajes —un lugar donde las personas tomaban riesgos importantes y fortunas incalculables esperaban ser arrebatadas de las fauces de un océano caprichoso—.
Estos mares han sustentado la vasta flora y fauna de nuestro planeta al nutrirnos, almacenar carbono, crear oxígeno y regular las temperaturas y el clima. Si nuestro océano tiene un rol tan valioso para la vida humana, ¿por qué aparentemente le damos tan poco valor a su conservación y preservación?
En parte se debe a la geografía. Las aguas de alta mar están más allá de la jurisdicción de las naciones costeras, sin embargo, representan casi el 60 % de los océanos del mundo. Estos vastos espacios naturales marinos han sido explotados durante mucho tiempo con consecuencias devastadoras que recién ahora estamos empezando a comprender. La importancia de preservar las aguas de alta mar nunca ha sido mayor que ahora. El Tratado de Alta Mar (High Seas Treaty) —que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó en 2023 y 105 naciones han firmado hasta la fecha, y que 15 de esas naciones han ratificado— pretende hacer exactamente eso.
Filipinas, como nación insular y parte interesada en la salud general del océano, tiene previsto ratificar el Tratado de Alta Mar pronto. Este compromiso alineará al país con la ONU y protegerá aún más la biodiversidad marina a la vez que promocionará el uso sustentable de los recursos del océano y expandirá sus áreas marinas protegidas (MPA, por sus siglas en inglés).
El subsecretario de Relaciones Exteriores del Departamento de Asuntos Marítimos y Oceánicos Marshall Louis Alferez afirmó que Filipinas aspira a formar parte del primer grupo de países en ratificar el tratado. Es posible que países archipiélago como Filipinas estén intentando proteger sus intereses especiales, pero también podrían estar liderando un movimiento que aliente a otras naciones a compartir su pasión por la conservación.
¿Por qué es necesario el tratado de alta mar?
Los principios primordiales del Tratado de Alta Mar son protección, prevención y preservación. El agotamiento de las poblaciones de peces a nivel mundial y los daños causados a ecosistemas delicados como consecuencia de la pesca de arrastre y la pesca con cianuro y con dinamita son evidentes en algunos de los montes submarinos más remotos en todo el mundo. Estas prácticas —junto con la polución proveniente de tierra firme, como plásticos y otros productos de un solo uso— están teniendo graves impactos.
El océano y la tierra son biosferas interconectadas. Para mejorar la salud de nuestros océanos, también debemos considerar lo que hacemos en tierra. Reciclar y crear un nuevo sistema de valores para plásticos de grado común está ayudando en áreas como Filipinas, que tiene el programa Aling Tindera con apoyo de fuentes privadas, que proporciona infraestructura para que residentes puedan vender sus desechos plásticos, que luego son reciclados o procesados. Los gobiernos deben apoyar el desarrollo de más infraestructura municipal, y se necesitan más medidas para desarrollar energías más inteligentes para transporte y fabricación y una agricultura más eficiente.

Disposiciones fundamentales del Tratado de Alta Mar
Conservación: el tratado ayudará a permitir que los países logren el objetivo de proteger el 30 % de las aguas de alta mar para el año 2030. Apoya a los países en la creación de MPA, que se ha demostrado promueven el desarrollo de poblaciones de peces más saludables al proteger zonas específicas. La pesca comercial se beneficia más de las zonas de protección total que fomentan la reproducción, aunque aún existe una oposición empresarial que prevalece con respecto a la creación de más MPA.
Uso sustentable: este objetivo supone la reglamentación de actividades humanas como pesca, minería y navegación para apoyar la sustentabilidad de la biodiversidad en las aguas de alta mar. La población de la Tierra está aumentando, y encontrar maneras de gestionar y regular los recursos del océano es de suma importancia. Sin embargo, definir la sustentabilidad y lograr objetivos ejecutables supone desafíos.
Equidad y equilibrio: se debe garantizar que los países en vías de desarrollo puedan beneficiarse de los recursos marinos cuando el Tratado de Alta Mar sea ratificado. Las disposiciones que involucran a pueblos indígenas en la conservación y el uso sustentable los ayudan a tener un lugar en la mesa y les dan una voz contra la corrupción y las prácticas nocivas como el vertido y la caza furtiva. El tratado también ayuda a facultar a los países marítimos más pequeños y las comunidades locales para que gestionen sus recursos con mayor eficacia.
Gestión: el tratado tiene objetivos ambiciosos para establecer un marco mundial para la gestión de las aguas de alta mar. Las enormes extensiones de los océanos hacen que su gestión sea el aspecto más complicado. Será necesario que haya una colaboración entre todas las naciones para obtener un beneficio a nivel mundial. Se necesitará una filosofía de protección a largo plazo para ecosistemas marinos que tengan prioridad sobre los ingresos a corto plazo derivados de la extracción no reglamentada.
Un llamado a la Acción a Nivel Mundial
Como buzos y profesionales de buceo, podemos ayudar. Nuestras acciones y actividades diarias pueden influenciar a otros a hacer cosas como defender el océano, recoger la basura durante un buceo o hacer trabajo voluntario en organizaciones de conservación. Usar las redes sociales para crear una conversación positiva en torno al Tratado de Alta Mar ayudará a hacer que cobre vida. Debemos crear conciencia, enseñar el valor de la protección y la preservación y alentar a otros a hacer lo mismo.
El Tratado de Alta Mar requiere que 60 países lo ratifiquen antes de que pueda ser ejecutado. Se debe poner en marcha mecanismos de supervisión y aplicación sólidos, y es necesario que haya fondos destinados a estos tipos de operaciones. Crear nuevos puestos de trabajo en tierra firme y en el mar es un beneficio colateral, al igual que los nuevos tipos de tecnología que se deberán crear para ayudar con las tareas monumentales que se avecinan.

La mayoría de los países marítimos de África, Asia, Europa, Oceanía y América del Norte, Central y del Sur han adoptado el concepto y firmado el Tratado de Alta Mar. Solo unos pocos países han dado el paso adicional de ratificar el tratado hasta el momento, lo que incluye Belice, Chile, Maldivas, Micronesia, Palaos, Seychelles, Singapur y Timor Oriental, y pronto Filipinas se unirá a la lista. Estos países han tomado medidas significativas para proteger la biodiversidad marina y promover el uso sustentable de nuestros océanos para el año de 2030. Asimismo, sirven de guía para inspirar a otras naciones a seguir su ejemplo. Si bien las propuestas del tratado pueden parecer costosas, el costo de no hacer nada es aún mayor.
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