Cuando un buzo empieza a sufrir de fatiga extrema, dolor articular y confusión, los profesionales de buceo reconocen esto como signos de una enfermedad por descompresión (EDC) y actúan rápidamente para asegurarse de que los buzos reciban la atención necesaria.
No obstante, también existen muchos síntomas poco comunes, que a menudo se relacionan con formas de EDC menos conocidas. Debido a que los síntomas más comunes representan solo una lista parcial de complicaciones potenciales, es común que haya vacíos en la comprensión que los buzos (y los profesionales de buceo y los médicos) tienen de la EDC. Esto puede dar lugar a diagnósticos erróneos y demoras en el tratamiento.
Independientemente de cómo se manifieste la EDC, es importante actuar apenas aparezca cualquier síntoma inusual. Y es importante enseñarles a los estudiantes sobre la ayuda que DAN ofrece a los buzos. Cuando se produce un accidente de buceo, DAN puede ser fundamental para facilitar atención médica, y tener un seguro contra accidentes de buceo puede solventar gastos médicos potencialmente considerables. Con más de 40 años de experiencia en la asistencia de buzos, DAN puede ayudarlo a comprender mejor los síntomas que usted o uno de sus buzos esté experimentando y determinar el mejor procedimiento a seguir.
Kelly, miembro de DAN y entrenadora experta de buceo (Master Scuba Diver Trainer), con más de 500 buceos realizados en toda su vida, se había preparado durante meses para obtener su certificación de buceo técnico con equipo de montaje lateral; estaba lista para encarar la parte del curso en el salón de clases, manipular múltiples cilindros de gas y realizar 12 buceos en seis días.
El curso comenzó en aguas poco profundas; los buceos se volvieron progresivamente más profundos y extensos. El enfoque general de Kelly era cauteloso —había tenido una enfermedad por descompresión (EDC) cutánea el año anterior, y quería realizar sus paradas de descompresión exactamente según lo indicaba su computadora de buceo multigas de último modelo.
Primero, realizó dos buceos a 9 metros (29 pies) con aire. A continuación, realizó tres buceos a 27 metros (90 pies) con aire enriquecido Nitrox. Después de un buceo, tuvo un pequeño inconveniente mientras subía por la escalera para salir del agua —el mar agitado la golpeaba y chocó con la escalera. Para los siguientes dos buceos, utilizó oxígeno al 100 por ciento como su gas de descompresión. Estos buceos fueron a 29 metros (95 pies) durante 42 minutos y luego a 36 metros (119 pies) durante 67 minutos.
En la segunda mitad de sus buceos, Kelly percibió un dolor en el bícep y sintió la piel tirante y caliente. Supuso que la lesión se debía al impacto con la escalera y, sin inmutarse, continuó buceando.
Pero el dolor empeoró y se propagó hacia su seno izquierdo. La hipótesis de las personas que estaban en la embarcación de buceo era que Kelly había sufrido un hematoma en su bícep izquierdo. Sin embargo, la ausencia de un moretón en el área contradecía esa conclusión.
Habían pasado cuatro días desde la aparición de los síntomas, y estaban empeorando —sentía un cosquilleo en los dedos y una presión en el pecho, y estaba sufriendo un deterioro de la visión. La tripulación de la embarcación decidió llevar a Kelly de regreso a la costa y trasladarla al centro médico más cercano mientras su compañero se comunicaba con DAN.
Una vez que el miembro del personal médico de DAN tuvo conocimiento de los síntomas de Kelly se preocupó por la posibilidad de la presencia de burbujas de gas inerte en su sistema linfático, lo que crearía una acumulación de líquido linfático en la parte superior de los brazos y el pecho: una EDC linfática.
En el hospital, Kelly fue derivada a la cámara hiperbárica más cercana para recibir tratamiento. Cuando llegó a la cámara transmitió la información que había recibido de DAN acerca de la EDC linfática y eso ayudó a elegir el mejor tratamiento para ella.
Se descartó el barotrauma pulmonar, y Kelly fue trasladada en silla de ruedas a una cámara hiperbárica para someterse a un tratamiento con una tabla 6 de la Marina de los Estados Unidos durante cinco horas, un procedimiento estándar para la EDC. Kelly finalmente fue dada de alta y sus síntomas disminuyeron mientras continuó con su recuperación en su casa.
Los síntomas vagos de Kelly coincidieron con una EDC linfática, pero esta es una manifestación de EDC que no es muy conocida. Sus buceos fueron largos y profundos, pero no violaron su perfil de profundidad/tiempo previsto.
Afortunadamente, en DAN sabían qué hacer. Los conocimientos y la rápida reacción del miembro del personal médico de DAN les brindaron a los médicos de Kelly un excelente punto de partida. Gracias a la combinación del seguro de DAN y el seguro médico personal de Kelly, sus gastos fueron cubiertos. En DAN ayudaron a Kelly en todo momento.
Transmita a sus alumnos la importancia de afiliarse a DAN. La cobertura de accidentes de buceo DAN World sólo está disponible para los miembros de DAN, y cubre accidentes y lesiones relacionados con el buceo y muchos otros deportes acuáticos, así como accidentes y lesiones no relacionados con el buceo. La cobertura cuesta a partir de $40 USD al año, y desde el primer día DAN ayuda a eliminar las conjeturas sobre la logística de emergencias. Una vez que el afiliado llama a la línea directa 24/7, DAN organiza la asistencia necesaria. Entre bastidores, los especialistas de DAN coordinan la atención médica y el transporte con los organismos locales y, en las emergencias de buceo, el personal médico de DAN puede incluso ofrecer consultas a los médicos tratantes que no estén familiarizados con la medicina de buceo.
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