Un curso intensivo
Eran las 5 de la tarde, la hora de embarque oficial, y las compuertas se habían abierto. Buzos ansiosos e impacientes salieron de sus carros de manera sincronizada y comenzaron a transportar carritos llenos de equipo por el muelle. Nosotros estábamos ahí con ellos, a los empujones para conseguir un lugar privilegiado para nuestros tanques. No fue nuestra más orgullosa muestra de paciencia, pero los miembros de la tripulación que estaban allí para recibirnos simplemente se reían con el despliegue, familiarizados con el entusiasmo de los buzos que pronto estarían en camino a las islas del Canal de California.
Estas ocho islas son legendarias para los buzos. Conocidas como las “Galápagos de América del Norte”, se dice que eran uno de los destinos de buceo favoritos de Jacques Cousteau, y los buzos viajan desde todas partes de California —y más allá— para disfrutarlas cada año (incluso los buzos que han jurado nunca poner un pie ni aletear en aguas templadas).
También son un mundo de contrastes. Se elevaron individualmente desde el lecho marino hace millones de años y cada una tiene un ecosistema único. Resumirlas como un solo destino es en vano. Además de las diferencias de las islas individuales, hay una distinción entre las Islas del Canal del Norte y del Sur, una división entre aquellas que son parte del Parque Nacional Islas del Canal (Channel Islands National Park) y aquellas que no lo son, y enormes disparidades en la facilidad de acceso de una isla a la siguiente.
Cada otoño realizamos un mínimo de dos viajes de tres días en una embarcación de vida a bordo a las Islas del Canal. A menos que tenga acceso a un barco privado resistente y bien abastecido, una semana (preferentemente mucho más) de tiempo libre y una suerte generosa con las condiciones marinas, es casi imposible visitar todas las Islas del Canal de California —que están diseminadas a lo largo de una extensión de océano de 257 kilómetros (160 millas)— de una vez. Nuestras dos visitas se encuentran entre los mejores buceos que hacemos cada año, pero apenas alcanzan para arañar debidamente la superficie de estos impresionantes destinos, que contienen una variedad de arrecifes, naufragios, bosques de kelp, vida marina grande y pequeña variada y oportunidades de buceo técnico (incluso buceo en cuevas).
Hospitalidad sureña
Esa noche nos dirigíamos a las Islas del Canal del Sur, un cuarteto que incluye San Clemente, San Nicolás, Santa Catalina y Santa Bárbara (la Isla Santa Bárbara es la única isla del sur que es parte del Parque Nacional Islas del Canal). Después de un informe de seguridad intensivo y un simulacro de evacuación, nos alejamos del muelle y dejamos atrás la bahía.
La Marina de los Estados Unidos es propietaria y opera la Isla San Clemente, la más meridional del archipiélago, y si bien normalmente hay algunos cientos de miembros del personal destinados a una base en la isla, no se permite la presencia del público en tierra. No teníamos problema con eso, ya que estábamos enfocados en estar bajo el agua, pero el acceso a los puntos de buceo y los fondeaderos depende del cronograma de operaciones en constante cambio de la Marina (scisland.org). Habíamos estado consultando el sitio web obsesivamente toda la semana, y nos preocupaba que la isla estuviera cerrada para la práctica de buceo. Afortunadamente, el capitán nos confirmó que una buena parte del perímetro de la isla estaría abierta para actividades marinas al día siguiente, así que nos fuimos a la cama, con la esperanza de dormir durante gran parte del viaje de 105 kilómetros (65 millas).
San Clemente nos recibió con uno de los cruces más suaves a las islas que habíamos experimentado. Se podría pensar que el lanzamiento del ancla antes de las 6 de la mañana pondría a la gente de mal humor, pero nuestro grupo estaba bien descansado y listo para empezar —casi todos estábamos en cubierta disfrutando de un café y un amanecer glorioso poco tiempo después de despertarnos—. Como ya todos estábamos en cubierta, la tripulación nos brindó un informe de seguridad temprano y todos comenzamos a colocarnos el equipo. Quedamos encantados cuando nos dimos cuenta de que estábamos anclados en el área de Pyramid, que contiene algunos de los puntos de buceo más espectaculares que San Clemente tiene para ofrecer, lo que incluye Underwater Arch, The Boilers, y China Point. Estas vistas presentan exuberantes bosques de kelp y una variedad de criaturas marinas muy buscadas, como focas comunes, tiburones vitamínicos y rayas murciélago. El agua estaba excepcionalmente cristalina y azul ese día, y descender hacía el imponente bosque de kelp detrás de la embarcación fue como nadar directamente hacia el típico punto de buceo del sur de California. Durante uno de nuestros intervalos de superficie, advertimos un destello plateado en el borde de un lecho de kelp cercano, seguido de un torrente de peces saltando. Nos colocamos el equipo a toda prisa, saltamos nuevamente al agua y descubrimos un enorme banco de peces cebo arreados por el pez león más contento (y robusto) del planeta.
El océano aún estaba extraordinariamente tranquilo, lo que nos dio una ventana perfecta para trasladarnos hasta la remota Isla Santa Bárbara. Esta extensión de tierra baja de 2,6 kilómetros cuadrados (una milla cuadrada) es la más pequeña de las Islas del Canal de California; su aislamiento y su pequeño tamaño proporcionan un refugio mínimo contra el viento y las olas, así que solo es accesible en las mejores condiciones. Sin duda tuvimos suerte en ese sentido, y tuvimos otra noche de viaje fácil. El desplazamiento fue tan suave que el lanzamiento del ancla de la tripulación fue la única perturbación que nos levantó de nuestras literas.
En cubierta, rápidamente reconocimos que estábamos en el lado occidental de Santa Bárbara. Los espectaculares puntos de buceo de este lado de la isla — destacados como Arch Reef, que está lleno de hidrocorales, Hidden Reef, rodeada de kelp Sutil Islande incluso las áreas de arena— albergan vida marina extraordinaria. La increíble diversidad de esta isla realmente refleja la convergencia de la corriente de California fría y la contracorriente del sur de California más cálida que es una característica clave de las Islas del Canal —pero Santa Bárbara siempre me parece excepcionalmente sobrecargada, quizás porque todo está comprimido en un área tan diminuta—. Nuestros buceos en esta área nos dieron una increíble mezcla de avistamientos: peces Garibaldi, viejas de California, lubinas gigantes, una foca común y algunas especies raras de nudibranquios. El grupo se entristeció cuando el capitán anunció que estaba pronosticado que el viento en el lugar aumentaría, por lo que haríamos un buceo más en el lado oriental ligeramente más protegido de la isla y luego deberíamos dirigirnos hacia Catalina.
Mientras la tripulación se preparaba para mover la embarcación, divisamos San Nicolas Island, la más remota del archipiélago de las Islas del Canal, he hice una pausa para admirar la silueta borrosa de la única isla de las Islas del Canal que me había eludido durante casi 20 años. Al igual que San Clemente, San Nicolás es propiedad de la Marina, aunque solo se utiliza para entrenamiento y pruebas de armas; en la isla no hay bases. En San Nicolás, Three Mile Reef y el punto vecino Begg Rock son conocidos por una abundancia de peces roca, bacalaos y langostas espinosas, así que la isla es legendaria, especialmente entre pescadores submarinos y cazadores de langostas. Por desgracia, el viento y el oleaje me han impedido constantemente —y a muchos otros buzos de California— llegar allí. Dado el pronóstico para el día siguiente, tampoco había posibilidad de que lo lográramos durante ese viaje; solo me quedaba esperar a la próxima vez.
A medida que nos acercábamos al lado oriental de Santa Bárbara, nos invadieron la cacofonía y el aroma de una de las colonias de leones marinos de California más grande del sur de California. Felizmente, una vez que estuvimos debajo de la superficie, el olor desapareció, los gemidos se amortiguaron y pronto fuimos bombardeados por un tumulto de cachorros de leones marinos mordedores que apenas tenían la edad suficiente para aventurarse lejos de las miradas vigilantes de sus padres.
Pasamos nuestro último día en la Isla Catalina, la de más fácil acceso de las Islas del Canal y la única habitada por residentes permanentes. Antes de que el viento se volviera prohibitivo, hicimos un buceo en Farnsworth Banks, una serie de pináculos con hidrocorales incrustados en la parte posterior de la isla que es indiscutidamente uno de los mejores puntos de buceo del sur de California. Este lugar es un favorito de los fotógrafos submarinos ya que hay una gran probabilidad de éxito de encontrar sujetos fantásticos situados frente a espectaculares fondos de hidrocorales de tonos violáceos. Ese día fuimos especialmente afortunados, ya que la vida marina era abundante y un gran banco de caballas se desplazaba en círculos en la columna de agua. Suplicamos quedarnos en el lugar, pero las condiciones del océano estaban empezando a deteriorarse; el capitán anunció que estaba planeando llevarnos a algunos de los puntos situados en el extremo oeste interior y más protegido de la isla antes de volver a casa, y es difícil estar demasiado decepcionados ante la posibilidad de buscar pinípedos en puntos con abundante kelp como Eagles Nest , y Johnson’s Rock. Mientras nos desplazábamos por el borde de Catalina, contemplamos Santa Bárbara, y nos despedimos de las islas del sur con cariño, pero por fortuna temporalmente.
Encanto norteño
Unas semanas más tarde una sensación de déjà vu se apoderó de mí. En un estacionamiento del puerto, buzos exultantes salían de sus vehículos de manera sincronizada a las 5 de la tarde, arrastraban una procesión de carritos llenos de equipo por el muelle, se empujaban amablemente para conseguir una posición óptima en la plataforma de buceo, prestaban atención a un informe de seguridad y realizaban un simulacro de evacuación. El capitán nos hizo una pregunta antes de partir: se suponía que debíamos llegar a la Isla San Miguel esa noche, pero había un pronóstico de un evento eólico para las aguas exteriores. Nuestra estadía allí sería breve —tres buceos, como máximo— así que podríamos perdernos uno o dos buceos. ¿Estábamos seguros de que no queríamos quedarnos más cerca?
La respuesta fue instantánea y unánime —San Miguel, por supuesto—. Todos sabíamos que un trío de buceos en Miguel valía la pena un pequeño sacrificio. Esta isla es el mejor destino de buceo de las Islas del Canal del Norte, con sus aguas frías ricas en nutrientes que proporcionan un entorno que sustenta una variedad de vida marina típica del sur de California y especies que normalmente se encuentran en el centro de California y más allá. Allí las condiciones pueden ser más adversas que en algunas de las islas que habíamos visitado algunas semanas atrás, pero Miguel siempre, siempre cumple.
El viaje fue accidentado, pero todos estábamos en la cubierta temprano una vez más, esperando impacientemente el informe de seguridad. Nos encontrábamos en el favorito del público, Wyckoff Ledge, y le habíamos dicho al capitán que preferíamos quedarnos allí por el día para maximizar nuestros tiempos de buceo. El sol brillaba y el agua tenía un tono verde claro y puro. Tuvimos el placer de disfrutar de enormes bancos de peces roca azules, cabezones y bacalaos audaces, una joven anguila lobo y una increíble variedad de nudibranquios. Si a esto le añadimos el imponente bosque de kelp y una colorida variedad de esponjas, hidrocorales y anémonas, nuestro grupo se sintió bien con el sacrificio para estar allí. Justo a tiempo, el viento comenzó a incrementarse mientras finalizábamos nuestro tercer buceo.
La tripulación nos hizo volver a la embarcación rápidamente, y con gran rapidez ya habíamos levado ancla e iniciado el recorrido a la Isla Santa Cruz. De camino pasamos por la Isla Santa Rosa —habitualmente los buzos no visitan esta isla (salvo por Talcott Shoals, que es un punto legendario entre los cazadores de langostas), pero quienes tienen la suerte de tener la oportunidad de bucear allí durante el fondeo nocturno darán testimonio del increíble abanico de diversidad de nudibranquios, incluso en las áreas más protegidas—. En un buceo nocturno conté 16 especies, un botín que incluyó una variedad de color no reportada previamente para una especie.
Pasamos nuestro segundo día buceando en la Isla Santa Cruz, un gigante que mide 248 kilómetros cuadrados (96 millas cuadradas) y tiene dos cadenas montañosas, así como también una de las cuevas marinas más largas del mundo. El tamaño y la altura de la isla y sus abundantes caletas implican que casi siempre hay un lugar tranquilo y accesible para bucear, e incluso los puntos más protegidos están llenos de sujetos fantásticos. Era lo suficientemente tranquila como para iniciar nuestro día en la parte posterior, primero en Gull Island, un pequeño islote adyacente a Santa Cruz que ofrece arrecifes rocosos cubiertos de hidrocorales situados en un denso bosque de kelp, seguido de Flame Reef, llamado así por su infinidad de tempestuosas gorgonias rojas.
El agua de color verde intenso de San Miguel dio paso a un verde azulado tropical, y estos arrecifes proporcionaron un botín de sujetos para nuestro grupo cargado de cámaras, incluso peces Garibaldi, grandes machos de viejas de California, una foca común y una colorida variedad de peces roca. Nos trasladamos a los puntos más protegidos Scorpion’s Rock , y Scorpion’s Anchorage, donde los amantes de la fotografía macro fueron absolutamente consentidos, ya que pudieron fotografiar su ración de caracoles Neosimnia , cabezas de flequillo de aleta amarilla, nudibranquios y trambollines.
En nuestro último día, nos dirigimos a Anacapa (un grupo de tres islas, numerosos pináculos que atraviesan la superficie y el punto contiguo Arch Rock, un puente natural que se utiliza habitualmente para mostrar la belleza general de las Islas del Canal) para bucear en Aquarium, un enorme punto con un próspero bosque de kelp. La visibilidad ese día era espectacular, y después de un fugaz encuentro con algunos jureles de Castilla durante nuestro descenso, fuimos recibidos por varias lubinas gigantes. Un angelote merodeaba a la espera de una presa en el fondo arenoso; en mi opinión, su camuflaje era malo, pero lo acepté ya que eso hizo que fotografiarlo fuera más fácil.
Dos buceos pasaron rápidamente y pasamos al lado delantero de la isla para nuestro último buceo del viaje en Keyhole Rock. La tristeza que sentíamos por nuestra inminente partida desapareció cuando nos pareció que las criaturas marinas nos extrañarían tanto como nosotros a ellas. Una foca común repartía abrazos como dulces, familias de langostas espinosas de California (hacinadas en grietas que claramente eran demasiado pequeñas para contenerlas) nos despedían con sus antenas y una pareja de rayas murciélago inclinaba sus aletas pectorales hacia nosotros mientras pasaban nadando al lado nuestro. Después de todo, apenas hemos arañado la superficie de estas espectaculares islas, y volveremos muy pronto.
Cómo bucear en este lugar
Cómo llegar
Las Islas del Canal de California son accesibles por barco, principalmente desde Santa Bárbara, Ventura y San Pedro/Long Beach; la Isla Catalina también es accesible por ferry. Los viajes de varios días a las Islas del Canal pueden incluir paradas en diferentes islas. Los cruces a las islas más distantes pueden llevar más de seis horas, así que los barcos chárter a islas más remotas habitualmente se abordan y parten por la noche y llegan a la mañana siguiente para permitir disfrutar de un día completo de buceo.
Condiciones y seguridad
Las temperaturas del verano y el otoño son las más agradables, con una temperatura promedio del agua de 11 °C a 18 °C (52 °F a 65 °F), dependiendo del lugar y la época (los buzos pueden esperar que la Isla San Miguel en mayo sea mucho más más fría que San Clemente en septiembre, por ejemplo). El invierno y la primavera son más frías, con una temperatura promedio del agua de 9 °C a 15,6 °C (48 °F a 60 °F), dependiendo de la profundidad y las corrientes. Los trajes de neopreno de 7 mm con capuchas y guantes son necesarios durante todo el año, y los trajes secos son una mejor opción para los meses del invierno y la primavera. La visibilidad puede ser de buena a excelente en las islas del sur, y las aguas más ricas en nutrientes son típicas de las islas del norte, particularmente Santa Cruz, Santa Rosa y San Miguel. Muchos puntos de las Islas del Canal son considerados intermedios a avanzados. La presencia de un guía de buceo dentro del agua es poco frecuente para muchas operaciones en California; si esta es una preferencia, consulte sobre las opciones antes de hacer una reserva. La Isla Catalina cuenta con una cámara de recompresión.
En la superficie
Aparte de San Clemente y San Nicolás, todas las Islas del Canal de California son accesibles para la exploración en la superficie. Hay senderismo y camping limitado disponibles en todas las islas dentro del Parque Nacional Islas del Canal: Santa Bárbara, Anacapa, Santa Cruz, Santa Rosa y San Miguel. Para obtener más información, visite nps.gov/chis. La Isla Catalina es por mucho la más accesible y ofrece hoteles, camping, senderismo y muchas otras actividades en la superficie. Para obtener información específica sobre Catalina, visite catalinaconservancy.org.
Conservación marina
Las Islas del Canal de California cuentan con una compleja red de áreas marinas protegidas estatales y federales con diversas restricciones. Para obtener información detallada, visite californiampas.org o marineprotectedareas.noaa.gov.
Explore más
Vea más de lo que las Islas del Canal tienen para ofrecer en la galería de fotos y el video.
© Alert Diver – Q4 2024