Un viaje ancestral
EN 1807, EL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS PROMULGÓ UNA LEY que prohibía la importación de seres humanos con el intento de esclavizarlos. A raíz de una apuesta 53 años más tarde, un acaudalado hombre de negocios de Alabama llamado Timothy Meaher intentó importar prisioneros de Whydah, Dahomey (actualmente Benin). Contrató al capitán William Foster para que llevara a cabo la acción ilícita. El 9 de julio de 1860, la goleta de dos mástiles Clotilda navegó hacia la bahía de Mobile en Alabama después de una travesía del Atlántico de tres meses con 110 hombres, mujeres y niños en su bodega. Una vez que los prisioneros desembarcaron, Foster navegó con el Clotilda por el río Mobile y lo prendió fuego en un intento inútil de destruir el buque y evitar una acusación. En cambio, el Clotilda se hundió en las aguas turbias del río.
Este horrendo crimen dejó un extraordinario artefacto que inspiró la historia de mi experiencia como buzo y defensor de la arqueología subacuática. Es una historia sobre memoria ancestral, conectividad, resistencia y la resiliencia del espíritu humano. Se trata de nuestra historia colectiva en toda la diáspora africana.
Estoy afiliado a una organización llamada Diving with a Purpose (DWP), que es un socio global del Slave Wrecks Project, un programa del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana del Instituto Smithsoniano (Smithsonian National Museum of African American History and Culture). Una de las misiones de DWP es documentar y preservar las historias de los buques de trata transatlántica de esclavos. Más de 12.000 buques participaron en la trata. Muchos buques completaron sus travesías, pero aproximadamente 1.000 encontraron su destino en un naufragio fatal. Sabemos muy poco sobre cualquiera de estos naufragios tremendamente impactantes. Me siento honrado de haber participado en este estudio arqueológico y la documentación de cinco naufragios de esclavos conocidos: el Guerrero en el Parque Estatal de Arrecifes de Coral John Pennekamp (John Pennekamp Coral Reef State Park) en Cayo Largo, Florida; el São José Paquete de Africa cerca de la costa de Ciudad del Cabo, Sudáfrica; el Fredericus Quantus , y Christianus Quintus en el Parque Nacional Cahuita, Costa Rica, y el Clotilda. Bucear en cada naufragio provocó una respuesta emocional intensa, pero ninguno más que el Clotilda.
Increíblemente, los sobrevivientes de la tragedia del Clotilda establecieron una comunidad al norte de Mobile llamada Africatown, donde aún viven sus descendientes. Comencé a trabajar en el proyecto del Clotilda en 2018, cuando se identificó erróneamente otro naufragio en el río Mobile. El proyecto tiene importancia nacional e internacional, particularmente para la comunidad de descendientes de Africatown. Mi primer buceo en el Clotilda fue durante una misión de campo en mayo de 2022. Estaba trabajando con SEARCH Inc. como parte de los esfuerzos de la Comisión Histórica de Alabama (Alabama Historical Commission) por aprender más sobre el naufragio y determinar, con la comunidad de descendientes, el mejor enfoque para preservar este tesoro nacional.
Por momentos, hay una corriente intensa que fluye sobre el lugar restringido del naufragio, pero en la mañana de nuestro primer buceo, el río estaba relativamente tranquilo. Las aguas del río Mobile son principalmente salobres y turbias. La visibilidad era casi nula, lo que solo contribuyó a los peligros del lugar: víboras, caimanes y puntas afiladas que sobresalen del naufragio. Sabía que debía confiar mucho en el tacto para desplazarme. Existe un proceso arqueológico para evaluar artefactos para obtener información crucial sobre el evento del naufragio, el buque y la vasta información histórica en relación con las personas que interactuaron con el artefacto. No obstante, hay otra dimensión al inferir información de artefactos, en especial de naufragios de esclavos.
El Clotilda está en gran parte intacto como artefacto. Las imágenes de sonar muestran aproximadamente un 50 por ciento del casco del buque. La bodega, un espacio de 7 por 5,5 metros (23 por 18 pies) donde se encarceló a 110 prisioneros, es claramente visible y solo le falta la cubierta y una parte del casco. Ningún otro naufragio de esclavos del registro histórico tiene una estructura restante tan accesible que seres humanos cautivos hayan tocado al experimentar horrores inconcebibles. Nuestros dominios emocionales y físicos están muy conectados, por lo que esperé encontrar el umbral para evocar reacciones fuertes. Con mis muchos viajes a África, años de estudiar historia africana y tras asociar experiencias de vida, me di cuenta de que debía prepararme para este buceo más allá de los protocolos de buceo científico convencionales.
Anticipé memorias y sentimientos intensos que me catapultarían a un estado emocional que nunca había experimentado. Dada la intensidad de mi viaje de buceo para conectarme con el pasado, debía preparar mi mente, mi cuerpo y mi espíritu. Mi querida amiga Sabrina Johnson me ayudó a componer una oración ancestral que recité antes de mi primer buceo en el Clotilda , lo que me ayudó a calmarme.
Ingresé al agua, nadé un poco en la superficie con mi compañero de buceo sobre el naufragio y descendí hacia su proa. La visibilidad de solo 2,5 a 5 centímetros (una o dos pulgadas) perturbaron mi esperada primera imagen, así que tuve que confiar en el tacto. Intenté sentir las voces de las 110 víctimas que soportaron tanto sufrimiento, terror, dolor y desdicha. Mientras me desplazaba por el lado de estribor, buscaba el mamparo delantero que indicaba la ubicación de la bodega del buque. Una vez que lo sentí, experimenté una sensación inmediata que es difícil de describir. Hice una pausa, sabiendo que estaba a solo centímetros de un espacio como ningún otro en el mundo.
Aleteé un poco y me desplacé hacia arriba y sobre la borda hacia la bodega. Comencé a explorar la bodega, el casco interno, los postes cortos que sostenían el suelo ya desaparecido y el sedimento espeso que casi llenaba la parte inferior de la bodega. Si bien en ese momento yo ocupaba el espacio, el espacio también me invadía a mí, y mis pensamientos albergaban a estos ancestros en lo más profundo de mi corazón y mi alma. Cuando regresé a la superficie ese día, me sentí abrumado, pero con un mayor sentido de propósito. Espero que este artículo ayude a elevar las historias de las muchas almas que cruzaron océanos en buques como el Clotilda para que nunca sean olvidadas. Esas historias dan vida a las horrorosas acciones de nuestro pasado para que podamos honrar a los desaparecidos mientras recorremos un camino más humano hacia el futuro.
Confirmar la ubicación del Clotilda’s ha brindado a la comunidad Africatown una sensación de paz sabiendo que el artefacto que trajo violentamente a sus ancestros directos a este país aún existe y que no se marchitará como una nota histórica. La comunidad de descendientes está en el centro de esta increíble historia. El naufragio de esclavos puede informarnos y transformarnos a todos de maneras impactantes si sabemos cómo escuchar con nuestras manos y nuestros corazones, eliminando la separación entre lo tangible y lo intangible. Mis experiencias de buceo, particularmente en el Clotilda, me han dado una percepción más profunda y un sentido para este trabajo sobre naufragios de esclavos y han enriquecido y fortalecido mi conexión con mis ancestros. ¿Por qué hago este trabajo? Porque no tengo otra alternativa.
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Mire estos videos para obtener más información sobre Diving with a Purpose y el descubrimiento del Clotilda.
© Alert Diver - Q3 2022