Resulta extraño pensar en Benjamin Franklin en un viaje en ambulancia desde la frontera entre Birmania y Tailandia hacia una cámara de recompresión en Phuket, pero este texto resonaba en mi cabeza ese día:: “Por falta de un clavo, la herradura se perdió. Por falta de una herradura, el caballo se perdió. Por falta de un caballo, el jinete se perdió. Por falta de un jinete, la batalla se perdió. Por falta de una batalla, el reino se perdió. Y todo por falta de un clavo de herradura”. Mi clavo, metafóricamente hablando, fue una tapa de un adaptador en mi caja estanca.
Era 2004, los inicios de la fotografía digital, y estaba indeciso sobre si quería trabajar con película o formato digital. Había llevado las cajas estancas para ambas cámaras conmigo a Tailandia. Llevar dos cajas estancas en un buceo era laborioso, pero podía manejarlo si no llevaba dos juegos de flashes. Mi solución era armar ambas cajas estancas con conectores húmedos llamados conectores pigtail EO, que iban en la toma de sincronización regular, lo que me permitía conectar y desconectar mis flashes bajo el agua.
Quité uno de los conectores pigtail pero accidentalmente dejé abierto el puerto de sincronización mientras estaba en Richelieu Rock, uno de los puntos de buceo más icónicos de Tailandia. Mi caja estanca no se llenó de agua por eso, pero mi flash no se disparó debido al cortocircuito eléctrico por la exposición al agua salada. Esa es la historia de fondo de lo que salió mal. La verdadera historia es cómo acabo mal y cómo podría haberlo evitado.
El buceo fue excelente, con muchos peces, corales blandos y extraordinaria visibilidad. Primero usé la cámara con película. A 24 metros (80 pies) me tomó 15 minutos agotar mis 36 fotos. Cuando cambié a la caja estanca de mi cámara digital, el flash no se disparaba debido a que el puerto de sincronización se había llenado de agua. Lo que debería haber hecho, y lo que habría salvado la situación, era estar contento con lo que tenía, hacer mi parada de seguridad y usar la cámara digital en el siguiente buceo.
En cambio, por mi adicción provocada por la fotografía, me dirigí a toda velocidad a la superficie para poder secar el puerto, agregar un nuevo cable de flash y regresar al buceo. Pensé que podía hacerlo rápidamente antes de que las burbujas en mi cuerpo registraran la reducción de la presión por haber vuelto a la superficie. En retrospectiva, eso fue una estupidez y no pude engañar a mi fisiología. Había omitido mi parada de descompresión obligatoria y sufrí una enfermedad por descompresión (EDC).
Una vez que sucede, no hay vuelta atrás. Sentí las burbujas alojadas en mi cuello y supe lo que sucedería a continuación. La tripulación me administró oxígeno en la superficie y nos comunicamos con Divers Alert Network, donde hicieron los arreglos necesarios para mi tratamiento. Me evacuaron a una cámara de recompresión y di por finalizada mi práctica de buceo de la semana. Este viaje tuvo lugar mucho tiempo antes de que estuviera afiliado a DAN —era simplemente otro fotógrafo submarino que era demasiado codicioso con las oportunidades fotográficas—. El miembro del personal médico de DAN que atendió nuestra llamada por teléfono satelital había escuchado todo antes y sabía exactamente qué hacer.
Era complicado porque Richelieu Rock era el último buceo antes de nuestro cruce programado a Birmania desde Tailandia. El personal de la ambulancia no podía realizar procedimientos de inmigración, por lo que tuve que permanecer en el lado de Tailandia de la frontera para ser evacuado a Phuket y recibir tratamiento mientras mis compañeros zarpaban para su buceo nocturno.
Recuerdo que fue un viaje en carro de dos horas por carreteras accidentadas y sinuosas, pero cuando llegué a Phuket fui admitido en un hospital maravillosamente moderno con una cámara de recompresión cuyo compartimento era de acrílico. Había recibido tratamiento para la EDC en el pasado, pero había sido en una cámara multiplaza grande en Oahu después de sufrir un episodio de EDC en Vanuatu. Esta cámara era mucho menos intimidante. Podía acostarme de espaldas y mirar películas a través de las paredes transparentes de la cámara mientras respiraba oxígeno en la profundidad indicada en mis tablas. Incluso tomé fotos de la cámara y mi médico antes de ingresar, sin saber que necesitaría las fotos 20 años después.
El tratamiento salió bien, y muchos síntomas desaparecieron con un solo tratamiento. Me volvieron a tratar a la mañana siguiente para abordar los síntomas persistentes. Después de los tratamientos aún no me sentía bien, con mi marcha comprometida y cosquilleo en los dedos. Algunos síntomas se curarían con el tiempo, que es lo que mi médico me había informado. Tuve que tomármelo con calma por un tiempo, beber mucho líquido y dejar que mi cuerpo se recuperara del trauma.
Confiado en mi recuperación, tuve que encontrar una manera de volver a unirme a la embarcación. Había rentado una embarcación de vida a bordo para un tour de fotografía y quería volver a bordo con mis amigos, incluso si solo estaba limitado a hacer snorkel por un tiempo. Estaban regresando a Tailandia después de sus tres días de buceo programados en Birmania.
El momento fue oportuno para mí porque pude pedir un aventón en una ambulancia que regresaba a la frontera, pero desafortunadamente era para evacuar a mi amigo Dennis Liberson, que había sido atropellado por el bote de buceo. La hélice le había cortado la aleta y lacerado gravemente el pie, y el casco le había provocado un gran traumatismo en la canilla.
Independientemente de la causa —mi estupidez y su mala suerte— en DAN nos brindaron ayuda con nuestros accidentes. Organizaron y pagaron por nuestras evacuaciones y tratamientos. Liberson pasó cinco días en el hospital y se perdió su vuelo a casa, pero en DAN lo ayudaron con los arreglos para su viaje de regreso.
Desde entonces hemos hecho montones de viajes juntos, y el denominador común de nuestra preparación para los viajes siempre ha sido no partir sin nuestras cámaras y nuestras tarjetas de membresía de DAN.
Nota: puede leer más sobre el accidente de Liberson en https://tinyurl.com/prop-accident.
© Alert Diver — Q2 2024