Who says scientists aren’t poetic? Certainly not the trio of cephalopod specialists from California and Australia who in 2006 scientifically described and officially named one of the sea’s most captivating creatures, Wunderpus photogenicus — yes, the same highly prized, saucer-sized, long-armed octopus from Asia-Pacific waters that underwater photographers and naturalists had been fondly calling the “wonderpus” since the mid-1980s. And what an animal it is!
En 1995, cuando exploramos por primera vez el territorio de los wunderpus, que abarca gran parte del Triángulo de Coral, la fama de los entonces desconocidos pulpos se había extendido por todas partes. Las nuevas criaturas sensacionales alcanzaron gran parte de su fama por bailar como dandis en los fondos arenosos con ocho brazos inimaginablemente ágiles, una hazaña de destreza acrobática que vale la pena recorrer medio mundo para verla.
As Anna and I quickly learned, you don’t so much go hunting for octopuses but rather happen upon them. Like the wunderpus, the other members of their eight-armed clan don’t particularly enjoy the company of divers. When discovered in the open, reef octopuses typically remain motionless and rely on adaptable camouflage. By contrast, sand-dwelling species such as the wunderpus magically melt into the soft bottom and are seldom seen again. Even though they are naturally reserved, there is little doubt that octopuses, reputed to be the most intelligent of all the invertebrates, can be quite curious at times. Wunderpuses are no exception.

Ocasionalmente nos encontrábamos con algún presumido que no solo parecía estar feliz de tenernos cerca, sino que también parecía regocijarse en mostrarnos lo increíble que un pulpo puede ser. Estos preciados bailarines se pavonean por el lecho marino en formaciones constantemente cambiantes, con los brazos enrollados, ondulados y en espiral para formar extrañas obras de arte de alto nivel. ¿A qué puede deberse tanto melodrama?
Christine Huffard, Ph.D., a senior research specialist at Monterey Bay Aquarium Research Institute, spent years in Indonesia videoing the behavior of octopuses in the wild. “No one knows for sure exactly what the wunderpus dance means,” she wrote in response to my inquiring email. What I had called dancing, she has categorized in her research papers as multiarm walking — a slow form of escape meant to confuse predators by muddling their search image. “But it could also be a flamboyant display in threatening situations,” she added.
A pesar de que el pulpo wunderpus ahora tiene un verdadero nombre, sabemos muy poco acerca de su comportamiento. Ayudar a resolver estas cosas ha sido durante mucho tiempo uno de nuestros pasamientos submarinos favoritos, aunque nuestros esfuerzos habitualmente producen más preguntas que respuestas. En 2008, Anna y yo vimos a una hembra del tamaño de un Frisbee hacer una pose que tenía rasgos reminiscentes de una bailarina balinesa. Si bien sin duda tenía conciencia de nuestra presencia, el pulpo wunderpus permaneció inmóvil como una estatua. Eché un vistazo a mi alrededor para identificar un motivo para el curioso comportamiento, pero no vi a ningún rival, pareja ni potencial alimento en ninguna parte.

After long, motionless minutes, the octopus began undulating its arms as if conjuring a spell before collapsing to the bottom and casually gliding away in a more typical octopus fashion across the flat, algae-tufted terrain of Lembeh Strait. As it passed a patch of sand, a 3-inch shrimpgoby flew off the bottom as if shot from a sling and smashed into the octopus’ mantle. Unfazed by repeated attacks, the octopus continued until it arrived at the quarter-sized entrance to the goby’s burrow, which was kept in repair by its symbiotic partner, a subterranean snapping shrimp.
Con la facilidad de la gelatina deslizándose por un desagüe, el pulpo se desvaneció en el hoyo. Después de una breve espera, los pedúnculos oculares volvieron a aparecer, seguidos de dos esbeltos brazos que se extendieron por completo sosegadamente en direcciones opuestas, como si fuera una serpiente marina con bandas (Laticauda colubrina). Fue imposible observar lo que los otros seis brazos estaban haciendo dentro de la madriguera o si el camarón residente había sido extraído o consumido. Días más tarde cerca del mismo lugar, encontramos otro pulpo wunderpus, posiblemente el mismo individuo, agarrando a un camarón chasqueador recientemente capturado. Aún más fantásticas eran las líneas de huevos elípticos de wunderpus que pendían de su falda.

Nuestras hazañas con pulpos wunderpus continuaron a principios del año pasado durante nuestro último viaje antes del inicio de la pandemia de COVID-19. Esta vez, en lugar de buscar en el lodo del lecho marino superficial, nos desplazamos a la deriva durante la noche por encima de las profundidades de 213 metros (700 pies) de Balayan Bay cerca de Anilao en las Filipinas, entrecerrando los ojos en la oscuridad en busca de larvas. Entre nuestros hallazgos encontramos paralarvas de wunderpus, o eso fue lo que nos dijeron en ese momento.
I sent the image to Huffard for her take. Even though she has helped to raise wunderpuses from eggs and authored a paper on the chromatophore patterns of hatchlings, she couldn’t offer a definitive answer. “It could be a wunderpus — it’s definitely possible,” she remarked before noting, “This is one of the many ways the blackwater diving community’s images are so valuable — for potentially piecing together those life stages.”
We certainly didn’t need one, but her enthusiasm for more images is yet another excuse to go diving.
Explore más
See a wunderpus in action in this video.
© Alert Diver - Q3/Q4 2021