Estaba buceando con mi esposa, Kristy Hiltz, en la remota Kimbe Bay, Papúa Nueva Guinea. Habíamos tomado todas las precauciones necesarias y habíamos buceado según las indicaciones de nuestras computadoras. En lo que resultó ser nuestro último buceo, nos sentamos sobre una saliente de roca a 21 metros (70 pies) por 15 a 20 minutos y luego hicimos un ascenso lento y realizamos una parada de seguridad completa.
Era 2004, los inicios de la fotografía digital, y estaba indeciso sobre si quería trabajar con película o formato digital. Había llevado las cajas estancas para ambas cámaras conmigo a Tailandia. Llevar dos cajas estancas en un buceo era laborioso, pero podía manejarlo si no llevaba dos juegos de flashes. Mi solución era armar ambas cajas estancas con conectores húmedos llamados conectores pigtail EO, que iban en la toma de sincronización regular, lo que me permitía conectar y desconectar mis flashes bajo el agua.
Estoy agradecido por la información de seguridad que DAN publica, sus recomendaciones de médicos expertos en medicina de buceo y la tranquilidad que su obertura ofrece.
About 12 years ago, a pair of commercial dive operators began offering adventurous divers a chance to go blackwater diving off the coast of Florida. Since then, blackwater dives have become an established fixture in the Palm Beach dive community, and I have been fortunate to log more than 1,000 such dives without incident.