Historia de Dos pasos

El paso de Tumakohua del sur de Fakarava ha obtenido un merecido reconocimiento por los vibrantes encuentros con animales grandes. © Tahiti Dive Management

Navegando las corrientes gemelas de Fakarava

Cientos de tiburones de arrecife grises daban vueltas alrededor de mí, con sus aletas deslizándose a través de corrientes de aguas cristalinas. Corales duros como una roca ocultaban el arrecife debajo, que estaba repleto de inquietos bancos de peces, mientras el océano invitaba a disfrutar de un sinfín de aventuras. 


Esto es Fakarava —un atolón remoto en la Polinesia Francesa que parece más una entrada a otro mundo que un destino de buceo—. Situada en el remoto Archipiélago Tuamotu, esta reserva de la biósfera de la UNESCO es donde los buzos exigentes vienen a alejarse de la rutina. Detrás de sus aguas color turquesa se encuentran jardines de coral interminables, bancos de peces moviéndose en una coreografía fluida y tiburones —cientos de ellos— patrullando las corrientes con una gracia prístina.

Sus dos pasos icónicos, Garuae en el norte y Tumakohua en el sur, son canales naturales labrados entre la laguna y el océano. Estos corredores atraviesan el arrecife y una cantidad inimaginable de agua brota a través de sus paredes cada día. Esta impresionante agregación de tiburones de arrecife grises convierte el agua de Tumakohua en un frenesí arremolinado de aletas y músculos —un espectáculo que lo dejará con el pulso acelerado—. Garuae ofrece la emoción del buceo a la deriva en su máximo esplendor, desplazándolo sobre paisajes cubiertos de corales y a través de vastos bancos de peces brillantes.

Juntos, estos sitios capturan la esencia de lo que hace a Fakarava extraordinario. No se trata solo de vida marina —es la pura emoción de la inmersión, cómo el océano le exige respeto y los encuentros inolvidables que redefinen lo que significa explorar—. Para los visitantes que están listos para dar el salto, Fakarava es una invitación a tirarse de cabeza a la aventura en el océano.

Waterfront bungalows at the village of Tetamanu on South Fakarava
Hay bungalows frente al mar como estos disponibles para buzos en Tetamanu Village en el sur de Fakarava. © Stephen Frink
Camouflage groupers
Meros de camuflaje se reúnen debajo de la luna llena, normalmente en junio o julio cada año. © Stephen Frink

El Espectáculo de Tiburones

Uno no solo se zambulle en el Paso Sur de Fakarava. Tumakohua nos transporta instantáneamente a una suntuosidad salvaje. Es el tipo de lugar que nos hace sentir vivos y donde el poder del océano es absoluto, lo que nos convierte en solo un visitante más de su reino. Desde el momento en que me lancé, supe que no sería solo otro buceo.

Empecé con una comedia de errores al intentar torpemente desinflar mi compensador de flotabilidad (chaleco) y no lograr hacer una entrada negativa. Pero una vez que estuve debajo, nada de eso importó. Debajo de mí se extendía un arrecife tan vivo e interminable que parecía un paisaje marino sacado de un sueño. Mi guía de buceo se disculpó por las condiciones turbias, aunque yo había imaginado una visibilidad de aproximadamente 46 metros (150 pies). “¿Cuánto mejor puede ser?”, me pregunté mientras nos desplazábamos a la deriva apaciblemente sobre campos de coral ondulantes. 

Los primeros tiburones aparecieron casi inmediatamente. Pequeños tiburones de arrecife se abrían camino en el agua como hojas de cuchilla. Uno, luego dos y después muchos más hasta que dejé de contar. Cuando llegué al corazón del paso, estaban por todas partes —por encima, por debajo y a los lados de mi cuerpo—. Me encontraba en medio de una masa arremolinada de cuerpos esbeltos con sus aletas grises deslizándose por el agua. Esta era la célebre Pared de tiburones (Wall of Sharks) —un torbellino de cartílagos y agallas que vive y respira— y yo estaba en medio de eso.

Pronto llegaron los jureles. Cientos de peces brillantes se movían como un río plateado frente a mí, con su danza hipnótica sincronizada bajo la luz del sol que se filtraba. Los tiburones se desplazaban a través de ellos, partiendo el banco como si fueran los dueños del lugar, porque lo son, y yo no podía dejar de mirar. Me olvidé de la corriente, mi respiración y la cámara que tenía en la mano. Durante varios minutos fui una invitada en el mayor espectáculo de la Tierra.

Cuando pensé que no podía ponerse mejor, un pez Napoleón se acercó nadando. Era enorme, con colores tan brillantes que parecían irreales. Me rodeó, de forma lenta y deliberada, como un pistolero observándome antes de un duelo. Los tiburones lo ignoraron —era demasiado grande para que se molestaran—, pero para mí era una estrella inesperada en un reparto ya impresionante.

Mientras clavaba mi gancho de arrecife en el sustrato rocoso para sostenerme contra la corriente, me encontré cara a cara con un tiburón. Estaba a 3 metros (10 pies) de distancia y se mantenía perfectamente inmóvil a pesar del avance del agua. En cambio, yo era un desastre —contoneándome, inestable e intentando quedarme quieta bajo la mirada crítica de mi nuevo ícono de flotabilidad—.

En este lugar todo se basa en el momento. Todo depende de las mareas, y los buzos no deben tomar las corrientes a la ligera. Nuestro guía de buceo, Yannis Saint Pe, tiene 30 años de experiencia en estas aguas. Durante nuestro informe de seguridad anterior al buceo en la embarcación de vida a bordo nos explicó cómo la marea entrante trae agua cristalina y más tiburones. Si bien es posible que los tiburones sean la atracción icónica, los pasos también ofrecen rayas águila, tortugas y grandes bancos de pargos. Buceamos con la corriente, no contra ella, deteniéndonos para maravillarnos con las agregaciones a lo largo del camino. No es un lugar para buzos inexpertos, pero con el guía correcto es mágico.

Whitetip reef sharks share a coral ledge with blackbar soldierfish.
Tiburones de arrecife de puntas blancas comparten una saliente de coral con soldados raya-negra. © Tahiti Dive Management

Por encima de la línea de flotación, se puede recuperar el aliento en Tetamanu Village. Fue alguna vez el asentamiento principal en el atolón, pero en la actualidad es un tranquilo centro para buzos. La iglesia construida con corales y los sencillos bungalows del pueblo hacen que se sienta como si se retrocediera en el tiempo. Dada su proximidad con el Paso Sur, permanecer aquí no es solo práctico —es una conexión a tierra y un recordatorio de que Fakarava no es simplemente un punto de buceo—. Es un lugar con una historia y un alma.

Después de mi último buceo salí a la superficie con una abrumadora sensación de sobrecogimiento. Tumakohua no solo nos muestra el océano, sino que también revela un ecosistema complejo. Más que depredadores, los tiburones son el elemento vital de este lugar y un recordatorio de un equilibrio que tenemos la suerte de presenciar. Cada desplazamiento por el paso se sentía como un privilegio, y cada encuentro era un regalo.

Un obsequio notable que el paso no me dio durante mi viaje de noviembre fue el afamado desove de meros, que sucede entre junio y julio, transformando el Paso Sur en el escenario para uno de los eventos más extraordinarios del océano. Miles de meros de camuflaje se reúnen aquí, lo que convierte al paso en una metrópolis submarina rebosante. En perfecta sincronía con la luna llena, hembras de mero liberan millones de huevos mientras los machos inundan el agua con esperma en una impresionante danza de supervivencia que impulsa a la próxima generación. Sin embargo, no se trata solo de una historia de meros. Tiburones y barracudas se hacen presentes en el festín, creando así una imagen desenfrenada de la cadena alimentaria en acción. 

Ese es el tipo de naturaleza salvaje que no me perderé la próxima vez, aunque requiere algo de planificación. Los equipos de filmación y fotógrafos submarinos experimentados entienden la extraordinaria naturaleza del evento y la estrecha ventana de tiempo en la que el desove de meros alcanza su momento máximo, por lo que puede ser difícil encontrar alojamiento abierto en esa época.

El Paso Sur de Fakarava no nos consiente. No nos brinda emociones fáciles ni una narrativa prolija. Nos lanza a las profundidades y nos pide que mantengamos el ritmo. Y cuando lo hacemos, nos recompensa con algo inolvidable —una muestra de la naturaleza, una belleza salvaje que aún existe si sabemos dónde buscar—.

The gray reef sharks
La célebre pared de tiburones de arrecife grises puede estar compuesta de casi 500 y define el buceo en el canal en el paso de Tumakohua. © Stephen Frink
Manta ray
Cuando la corriente fluye a través de Garuae, a menudo es mejor resguardarse un poco a sotavento a lo largo de la pared y dejar que el desfile pase, como con esta mantarraya. © Tahiti Dive Management

La Emoción de Desplazarse a la Deriva

El buceo en Garuae, el Paso Norte de Fakarava, tampoco es para los débiles de corazón y puede requerir habilidades avanzadas. Se puede bucear allí con una marea tranquila, pero el ritmo se reduce muchísimo. La corriente proveniente del océano inicia un viaje incesante donde el máximo poder del océano está en exhibición. 

Este paso es el más grande de la Polinesia Francesa, un enorme canal labrado entre la laguna y el mar abierto, y se siente como la vía rápida de la naturaleza. Las corrientes aquí no solo nos transportan, sino que toman el control, arrastrándonos a través de un caleidoscopio de vida marina y paisajes de arrecife que desafían la imaginación.

Ya habíamos visto el lado tranquilo de la laguna en Pufana, una serena cabeza de coral justo debajo de la superficie a menudo utilizada como buceo de verificación. En nuestro primer día hicimos snorkel por la noche, buceando en apnea sobre arenas blancas entre tiburones de arrecife huidizos y espesas nubes de peces de arrecife, incluso lábridos de mandíbulas anchas, peces ballesta gigantes y damiselas de tres bandas bajo la luz menguante del día.

Después de eso, llegó el momento de mejorar la experiencia. Antes del buceo, Yannis nos dio un informe de seguridad que tenía un poco de preparación y otro poco de advertencia. “Permanezcan cerca de alguien que tenga una boya vertical de seguridad”, expresó, con un tono que no dejaba lugar para el debate. Las corrientes de Garuae son fuertes y capaces de jalar a los buzos hacia el abismo azul si bucean cuando son salientes. Estábamos buceando con una corriente entrante (la única opción segura en este punto), pero las corrientes descendentes pueden arrastrarte hasta el borde del arrecife si no se tiene cuidado. Está claro que este es un punto de buceo donde es importante mantenerse alerta.

El descenso fue inmediato, con una entrada negativa directamente a la acción. La corriente se apoderó de mí en cuanto ingresé al agua, empujándome hacia el arrecife. El mundo debajo se desplegó con un importante nivel de detalle: los tiburones se desplazaban cerca de la bajada, rodeados de bancos de peces que se movían como ríos relucientes. Jardines de coral se extendían debajo de nosotros, salpicados de estrellas de mar de color azul pálido que parecían brillar contra el terreno accidentado del arrecife.

Me anclé al arrecife a 27 metros (90 pies), sujetándome fuerte contra la insistente fuerza de la corriente. Los tiburones dominaron mi vista otra vez. Una pared de tiburones de arrecife grises se extendía por la pendiente, son sus cuerpos esbeltos deslizándose por el agua con una elegancia natural en una hipnotizante escena de control. Bancos de peces más pequeños merodeaban alrededor, con sus colores destellando como chispas contra el azul del agua.

El arrecife estaba vivo; era una atestada metrópolis de vida marina. Pero fue la escala de todo esto lo que más me impactó. Al contemplar la bajada, me sentí pequeña, incluso insignificante, frente a tal inmensidad. En un momento los tiburones se escabulleron repentinamente al unísono, volviéndose hacia las aguas abiertas. Cualquiera haya sido la causa, quizás un depredador más grande, permaneció invisible, lo que añadió un toque de misterio a una experiencia que ya era impresionante.

Cuando Yannis hizo una seña para indicar que era hora de soltarnos, la verdadera emoción comenzó. Soltar el arrecife fue como subirnos a una montaña rusa submarina. La corriente tomó el control, arrojándonos hacia adelante a una velocidad vertiginosa. No era simplemente un buceo a la deriva; estábamos volando. El arrecife se desdibujó debajo, con sus formaciones de coral y estrellas de mar pasando como un paisaje en una persecución a alta velocidad. Para preservar nuestro aire, tuvimos que pasar rápidamente por 500 Shark Pit, una masa retorcida de cartílago descendiendo en el medio del paso. Perderse ese espectáculo es otra razón para regresar.

La corriente nos impulsó por casi 1,6 kilómetros (una milla) por el maravilloso mundo submarino de Garuae. Bancos de jureles se desplazaban junto a nosotros, con sus movimientos perfectamente sincronizados, mientras algún que otro pez Napoleón aparecía como un solemne espectador de nuestro paseo salvaje. Cada curva revelaba algo nuevo y extraordinario. La adrenalina era embriagadora —el tipo de emoción que te deja animado mucho después de salir a la superficie—.

Cuando finalmente emergimos, el mundo de la superficie se sentía quieto y tranquilo en comparación. Garuae nos había mostrado todo su poder como un lugar donde el océano establece las reglas y los humanos son meros visitantes. No es un punto de buceo para todos. Exige respeto, habilidades y una voluntad de rendirse ante los elementos. Pero para los buzos dispuestos a dar el salto, el Paso Norte ofrece más que un buceo. Es una aventura y un recuerdo que les quedará mucho después de que la sal se haya secado sobre su piel.

Bluelined snappers
Pargos de rayas azules nadan en las aguas poco profundas cerca de Tetamanu. © Stephen Frink
Reef shark
Un privilegio del canal sur de Fakarava es un buceo temprano a la mañana y ver cómo las criaturas nocturnas dan paso a las diurnas. © Stephen Frink

Elección de un Paso

Es posible bucear en ambos pasos en un viaje como hice yo. Los operadores de buceo en tierra ofrecen buceos en ambos sitios, pero el viaje en barco entre los pasos toma más de una hora. Es muy probable que pase más tiempo buceando en el que se encuentre más cerca de usted: el Paso Norte si se hospeda en Fakarava y el Paso Sur si su lugar de hospedaje es Tetamanu Village. Procure reservar alojamiento o viajes con operadores que le brinden el mayor acceso posible al paso que más lo apasione.

A continuación se incluyen algunas consideraciones para tener en cuenta al decidir qué paso reservar.

Encuentros con tiburones: los tiburones son un rasgo distintivo de ambos pasos, pero su presencia varía. El Paso Sur cuenta con densas agregaciones de tiburones de arrecife grises, que a menudo se reúnen por cientos durante las mareas entrantes. Los tiburones dominan el entorno, creando así un espectáculo impresionante de movimiento y energía. El Paso Norte ofrece menos tiburones, pero aun así brinda momentos emocionantes. Los buzos pueden encontrar a estos superdepredadores contra el fondo de bancos de peces más grandes, con sus movimientos mezclándose con el extenso paisaje submarino.

Corrientes y condiciones: el Paso Sur ofrece una afluencia relativamente estable, lo que permite a los buzos hacer una pausa y observar la vida marina a corta distancia. Es ideal para aquellos que deseen detenerse y disfrutar de la acción. En el Paso Norte las corrientes son potentes y rápidas, transformando la experiencia en un emocionante buceo a la deriva. En el Paso Norte los buzos deben tener más habilidades técnicas y confianza.
North Pass demands more technical skill and confidence from divers​.

Visibilidad y topografía: la visibilidad y los paisajes submarinos también varían entre los dos pasos. El Paso Norte es conocido por sus vistas amplias y agua cristalina, lo que a menudo permite a los buzos ver las olas de la superficie del océano desde 27 metros (90 pies) de profundidad. En cambio, el canal del Paso Sur se estrecha en un vibrante caleidoscopio de vida, donde la densidad de tiburones y peces a menudo se convierte en el foco, lo que limita la escala que se percibe del entorno.

Cada paso ofrece su propio tipo de emoción. El Paso Sur abruma con su energía pura y la enorme cantidad de tiburones, lo que deja a los buzos maravillados. El Paso Norte inspira una sensación de libertad y aventura mientras los buzos viajan en sus fuertes corrientes a través de vastos terrenos submarinos. 

Ambas experiencias desafían y recompensan a los buzos, lo que muestra la capacidad inigualable de Fakarava de brindar una dualidad de belleza y emoción en un solo destino impresionante.


Cómo bucear en este lugar

Cómo llegar: tome un vuelo al Aeropuerto Internacional de Fa’a’ā (Fa’a’ā International Airport, PPT) en Tahití y un traslado doméstico al Aeropuerto de Fakarava (Fakarava Airport, FAV). Hay un vuelo por día entre las islas con un tiempo de vuelo de una hora y 10 minutos. El idioma oficial es el francés, pero también se habla mucho inglés.

Condiciones: : la temperatura del agua promedio varía de 21 °C a 29 °C (79 °F a 84 °F). Un traje de 3 mm es suficiente para la mayoría de los buzos. En Fakarava se puede bucear todo el año. El mejor momento para visitarlo es durante la temporada seca moderada desde mayo hasta octubre. La estación de lluvias se extiende desde noviembre hasta abril. Algunos de los mejores momentos para ver vida marina específica incluyen julio a septiembre para mantas, enero a marzo para tiburones martillo, junio y julio para meros y septiembre y octubre para ballenas jorobadas.

Información de buceo: hay operadores de buceo y hospedaje disponibles tanto en el extremo norte como en el sur, y las embarcaciones de vida a bordo ofrecen itinerarios personalizados o varias opciones para probar ambos pasos. Los buzos deben tener certificaciones de buzo de aguas abiertas y a la deriva. Procure llevar una boya de superficie en cada buceo.

Fakarava is an atoll in the Tuamotu Islands of French Polynesia.
Fakarava es un atolón en las Islas Tuamotu en la Polinesia Francesa. © Tahiti Dive Management
A large school of bigeyes
Un gran banco de jureles ojones se desplaza en el Paso Garuae. © Stephen Frink

Explore Más

Conozca más cosas para disfrutar de Fakarava en esta galería de fotos complementaria y este video.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

© Alert Diver – Q2 2025