La culpa es del lastre

EL TRANSPORTE MARÍTIMO ESTÁ MÁS RELACIONADO CON LA ENFERMEDAD DEL CORAL de lo que se cree. Al igual que la mayoría de los animales, los corales pueden contraer enfermedades. Los investigadores identificaron la enfermedad del coral por primera vez a principios de la década de 1970. Con el tiempo se ha incrementado y se ha convertido en una amenaza importante en muchas áreas del mundo.

Los cambios en el color del tejido indican la presencia de alguna enfermedad del coral; cuando esos cambios se ven acompañados de una pérdida de tejido, significa que el coral ya no está vivo. Existen más de 20 enfermedades del coral reconocidas, pero muchas tienen orígenes desconocidos. Si bien algunos patógenos conocidos se dan naturalmente en el agua, la investigación ha demostrado que los humanos también tienen un rol en esta amenaza. 

Algunas influencias humanas son indirectas, como el calentamiento de las aguas, el aumento de las cargas de nutrientes y la sedimentación, pero los humanos han tenido un impacto directo en el desencadenamiento de la enfermedad del coral. Por ejemplo, una bacteria encontrada en residuos cloacales humanos fue identificada en 2010 como la fuente de la viruela blanca, que atacaba al coral cuerno de alce y fue un factor principal de la drástica pérdida de esta especie en los Cayos de la Florida a principios de la década de 2000.

La enfermedad de pérdida de tejido de coral duro (SCTLD, por sus siglas en inglés) fue noticia más recientemente en Florida y el Caribe, que son focos de la enfermedad del coral. La SCTLD, que apareció por primera vez en las aguas cerca de Miami, Florida, en la actualidad se ha propagado en gran parte del Caribe. Como es característico de la enfermedad del coral, la SCTLD ha tenido un impacto en los corales afectados, así como también en la totalidad del ecosistema. 

El blanqueamiento del coral, que afectó drásticamente los arrecifes de coral el último verano, también está vinculado a la enfermedad del coral. Los corales se blanquean cuando experimentan estrés, y, si bien un coral blanqueado no está muerto, sí está debilitado y es más susceptible a verse afectado por alguna enfermedad. Algunos estudios han demostrado que los corales pueden enfermarse al ingerir bacterias o zooplancton portadores del patógeno. Si bien los corales se alimentan de zooplancton como forma secundaria de energía, los corales blanqueados han expulsado las algas simbióticas que les proporcionan su fuente de energía principal y dependen exclusivamente del zooplancton. Por consiguiente, los corales blanqueados posiblemente tienen una mayor posibilidad de ingerir alimentos que sean portadores de patógenos.

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Los buques usan agua de lastre para controlar su calado, compensación y estabilidad. Los científicos aún están estudiando la conexión que existe entre la enfermedad del coral y el agua de lastre, pero sugieren que es razonable asumir que esta agua funciona como un vector de algunas enfermedades. Foto por Stephen Frink

Conexión del agua de lastre

La industria marítima está vinculada a la enfermedad del coral por el agua de lastre, que los buques utilizan para controlar su calado, compensación y estabilidad. El agua de lastre puede ser agua dulce o salada captada y liberada de tanques en el casco del buque, dependiendo de la carga. La industria marítima ha utilizado esta práctica por cientos de años. 

El agua de lastre a menudo es cargada en un puerto y descargada en otro, posiblemente del otro lado del mundo. Esta agua está llena de una diversa comunidad de microorganismos tales como bacterias, parásitos, microbios, pequeños invertebrados, huevos y larvas. Los investigadores han documentado que los polizones presentes en el agua de lastre son una fuente principal de especies marinas exóticas (una planta o un animal tomado de su región de origen e introducido en una nueva área). 

Los científicos aún están estudiando la conexión que existe entre la enfermedad del coral y el agua de lastre, pero sugieren que es razonable asumir que esta agua funciona como un vector de algunas enfermedades. Un patógeno no identificado causó la extinción de los erizos de mar de espinas largas Diadema antillarum, en los Cayos de la Florida y el Caribe a principios de la década de 1980. Cuando lo mismo sucedió en 2022, la ciencia estaba más preparada para identificar la causa. 

El Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales (Smithsonian Tropical Research Institute, STRI) determinó que la causa son los organismos microscópicos llamados ciliados. “Al parecer los ciliados prosperan en hábitats costeros ricos en nutrientes”, informó el STRI. “La enfermedad parece originarse en puertos y muelles con aguas tranquilas. Luego aparentemente se propaga por el agua en un amplio espacio, quizás en corrientes, con vegetación flotante o es transportada por peces migratorios o aves marinas”. O posiblemente puede propagarse con los buques que toman agua de lastre en un puerto y la descargan en otro.

Se cree que la propagación de la enfermedad de la banda blanca, que diezmó las poblaciones de coral cuerno de ciervo y cuerno de alce en los Cayos de la Florida y el Caribe a finales de la década de 1970, se debe a la introducción de patógenos a través del canal de Panamá o los traslados de agua de lastre. Un análisis de la propagación de la SCTLD, que evaluó los brotes en lugares distantes o aislados, sugiere que el agua de lastre probablemente también tuvo un rol en la propagación de esa enfermedad.

Gestión del problema

Los avances en la gestión de agua de lastre tuvieron lugar después de reconocer algunos de los impactos ecológicos más grandes como consecuencia de la propagación de especies exóticas en la década de 1980. La Organización Marítima Internacional (International Maritime Organization) publicó normas para el agua de lastre en 1991, y en 2004 adoptó el Convenio Internacional para el Control y la Gestión del Agua de Lastre y los Sedimentos de los Buques, que entró en vigor en 2017. 

La regulación puede ser complicada porque supone una gestión internacional y nacional. La Guardia Costera estableció normas que entraron en vigor en 2012 donde prohibían que los buques liberaran agua de lastre no tratada en las aguas de Estados Unidos. Diferentes organismos, como la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency), desde entonces han promulgado nuevas reglas y normas.

Una estrategia para reducir el transporte de polizones es el intercambio de agua de lastre (BWE, por sus siglas en inglés), que supone purgar el agua de lastre costera de un buque cuando la embarcación está a una distancia mínima de tierra y reemplazarla por agua de mar abierto. Si bien el BWE reduce la concentración de organismos costeros en el agua de lastre, una sola estrategia no los eliminará por completo. 

Los sistemas de gestión de agua de lastre incluyen técnicas como filtración mecánica, separación gravimétrica, radiación ultravioleta (UV), cloración y ozonización. La eficacia de cada una de las técnicas depende de la especie. La radiación UV se usa comúnmente, por ejemplo, pero no mitiga la propagación de la SCTLD por el agua de lastre. La filtración, cloración y ozonización —que suponen desafíos logísticos y financieros— probablemente tienen una mayor eficacia para esta enfermedad. Independientemente de qué protocolos de mitigación son más eficaces, se supone que los buques, sin importar sin son cargueros o cruceros, invertirán el tiempo y el dinero necesarios para hacerlo correctamente.  

Qué pueden hacer los buzos

Como buzo, puede tener un rol fundamental en la prevención de la propagación de la enfermedad del coral. Uno de los mecanismos de defensa principales del coral contra la enfermedad es una capa de mucosidad que lo cubre. Si un buzo toca, pisa, patea o de otro modo perturba el coral, eliminará la membrana mucosa y aumentará la susceptibilidad del coral a la enfermedad. En tiempos de estrés térmico, exacerbado por la contaminación del agua, los corales necesitan toda la ayuda posible.  

Siempre debe controlar su flotabilidad, en especial cuando tome fotos —la investigación sugiere que es cuando se producen la mayoría de los daños causados por buzos—. Algunos patógenos pueden sobrevivir sobre el equipo de buceo, por lo que descontaminarlo entre un destino de buceo y el siguiente o alquilar equipo a nivel local puede ser provechoso. (Consulte Mitigación de riesgos en la página 60 para conocer las mejores prácticas para descontaminar el equipo de buceo).

Los arrecifes de coral de todo el mundo se enfrentan a muchas amenazas; el agua de lastre es solo una de muchas. Como buzos, ¡debemos hacer lo que nos corresponde!


© Alert Diver - Q4 2023

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