A través de los años, muchas veces he admirado las fotos submarinas de Gerald Nowak. No obstante, hay tan pocas coincidencias entre los mercados disponibles para los fotógrafos europeos en comparación con los norteamericanos que no conocía la historia de fondo de su carrera. Una llamada telefónica reciente corrigió eso.
Descubrí que las estrategias personales para valerse de la fotografía submarina y hacerla un estilo de vida pueden ser similares, pero las revistas y los clientes suelen ser diferentes. Es extraño que los mercados de la fotografía no estén más homogeneizados en esta era de transmisión de imágenes digitales y la Internet presente en todas partes. Nowak ha recorrido con éxito este entorno inconexo durante las últimas tres décadas.
Jacques Cousteau o una fantasía de exploración submarina a menudo definían la pasión temprana de muchos fotógrafos submarinos. Pero para Nowak fue el hecho de no ser un jugador de fútbol lo suficientemente bueno. Ese deporte fue su primer amor, pero cuando tenía 14 años supo que debía encontrar un nuevo deporte donde pudiera destacarse verdaderamente. Pasó del entorno terrestre al acuático y se convirtió en un nadador de rescate —una variante de lo que llamamos guardavidas—.
El pequeño pueblo bávaro rivereño donde vivía era idílico en muchos aspectos. Sin embargo, había suficientes accidentes en el río como para que necesitaran nadadores de rescate. En un giro del destino, uno de sus instructores de rescate acuático era Stefan Michl, actualmente ejecutivo de Mares, que en aquel momento era instructor de buceo del pueblo vecino. Se podría decir que algo en el agua del lugar los encaminó en sus trayectorias en la industria del buceo, lo que volvió a reunirlos en la vida cuando Mares patrocinó a Nowak.
A los 20 años, Nowak estaba listo para probar algo nuevo más allá de la vida en su pequeño pueblo. Se mudó a la ciudad y se convirtió en técnico dental en un laboratorio que era propiedad de su padre. No obstante, el siguiente capítulo de su vida lo acercó mucho más a su eventual carrera.
Los viajes empezaron a atraerlo, así que a los 25 años se convirtió en auxiliar de vuelo de la aerolínea alemana LTU Süd. La aviación le resultaba tan intrigante que obtuvo su licencia de piloto, pero eventualmente se irritó con el control de la aerolínea sobre su agenda. Durante esos años visitó destinos de buceo como Tailandia y las Maldivas. A los 29 años había renunciado a la aerolínea para viajar por el mundo.
Nowak había estado tomando fotos para documentar todos sus viajes, por lo que probar con la fotografía submarina no implicaba un gran salto, aunque sus primeros equipos eran bastante rudimentarios. Tenía una Sea & Sea Motormarine II —una cámara de película anfibia— pero solo con el objetivo estándar y un accesorio macro. Mientras buceaba en las Maldivas, encontró una lente húmeda gran angular para la Motormarine en el lecho marino para completar su sistema. Perdió su lente húmeda en un buceo apenas un año después, pero de todos modos era el momento de actualizar el equipo, así que consiguió una cámara réflex de un objetivo Nikon con una caja estanca Hugyfot.
Su siguiente adquisición de equipo de la era de la película fue la Nikonos RS. Posteriormente adquirió cuatro de ellas, pero tres se le llenaron de agua. Al momento de la llegada de la fotografía digital, había comenzado a usar cajas estancas Subal durante su progresión de una Nikon D200 a una D300, una D700 y finalmente una D800. Ha estado totalmente inmerso en la línea Seacam de cajas estancas submarinas y flashes desde 2015 y actualmente utiliza una Nikon D850.
Los viajes siguieron siendo un aspecto fundamental en su vida, y se convirtió en un líder de expedición de la empresa turística Schöner Tauchen. Las experiencias de viajar, dirigir viajes y tomar fotografías submarinas lo llevaron a suministrar fotos a publicaciones de buceo. Para 1994 había publicado su primer artículo, unos sobre las Islas Cook, en la revista de buceo alemana Tauchen. A esta le siguieron otras publicaciones de buceo europeas, lo que incluyó Aquanaut, Unterwasser, Silent World, DiveMaster, y Sporttaucher.
Seis años después Nowak contribuía imágenes a grandes agencias de fotografía de archivo como Getty Images. Con la industria plagada de fusiones y adquisiciones, una vez participó en una red de 150 agencias de archivo en todo el mundo.
Quizás el logro más importante de su vida y su carrera tuvo lugar en 1996 en la exposición de deportes acuáticos Boot Düsseldorf. “En el stand de Schöner Tauchen conocí a mi esposa, Sibylle Gerlinger”, explicó Nowak. “Un año más tarde volví a verla en la exposición. Poco después, empezamos a vivir y trabajar juntos —ella como periodista y yo como fotógrafo—”.
Nowak y Gerlinger se volvieron un equipo perfecto. Trabajaron juntos como freelancers para Unterwasser a partir del año 2000 y agregaron más trabajo con el paso de los años, colaborando con revistas de buceo alemanas y diversas publicaciones de viajes y actividades al aire libre (Nowak también es instructor de kayak en aguas bravas y fotógrafo de viajes). En su punto de mayor actividad, publicaban entre tres y cinco artículos de revistas por mes.
Aún trabajan juntos, pero han desacelerado el ritmo. La pareja y su hija viven en un pequeño pueblo llamado Landsberied, que se encuentra al oeste de Múnich, Alemania, y tiene “más vacas y caballos que humanos”. Nowak también trabaja como profesional independiente para el operador turístico de buceo austríaco Waterworld Tauchreisen. Hace siete u ocho grandes viajes fotográficos por año, pero disfruta al regresar a casa en el tranquilo y pequeño pueblo.
Algo que diferencia el trabajo de Nowak es su amor por los entornos extremos, ya sea que se trate de buceo técnico, en cuevas o en agua fría. Es instructor de buceo certificado por Confédération Mondiale des Activités Subaquatiques (CMAS) and Scuba Schools International (SSI) tanto con rebreathers (recirculadores) como Trimix y ha hecho más de 6.600 buceos.
Nowak está especialmente comprometido con los entornos de agua fría. “Los trópicos han sido fotografiados 10.000 veces”, afirmó. “Es un lugar que me resulta sencillo y acogedor”. También se siente atraído por lugares como el bosque de kelp de Georgia del Sur, donde ha tenido varios encuentros excelentes con focas leopardo, pingüinos y otros animales.
También considera que Rusia es extraordinaria —muy pocas personas bucean en el mar Blanco bien al norte y experimentan sus vívidos colores invernales bajo la gruesa capa de hielo—. A veces se aventura debajo del hielo de 1 metro (3 pies) de espesor en el lago Baikal, bien al este y en el centro de Siberia. El lago Baikal tiene 636 kilómetros (395 millas) de largo, con una profundidad máxima de 1.642 metros (5.387 pies), lo que lo convierte en el lago más profundo y el lago de agua dulce más largo por su volumen en el mundo, con casi el 23 por ciento del agua dulce superficial del mundo. “La atmósfera debajo y encima del agua es extremadamente tranquila porque pocas personas viven allí”, comentó, “y un buzo no se encontrará con nadie bajo el agua, con excepción de su compañero de buceo”.
Nowak se entusiasma al hablar de su amor por el buceo en agua fría: “no tengo ningún problema si el equipo es grueso y pesado. Siempre que aún pueda sostener mi cámara, soy feliz. Lo más importante es que puedo vivir mi pasión: el buceo”.
© Alert Diver — Q1 2024