MI ESPOSO, BARRY, Y YO obtuvimos nuestras certificaciones en Cozumel, México, en 1994, y desde entonces ha sido uno de nuestros destinos favoritos. En el verano de 2001 pasamos tres semanas buceando allí, siguiendo nuestra rutina de jogging, ejercicio y buceo dos veces al día.
Aparentemente esa rutina no fue una buena idea —Barry sufrió una enfermedad por descompresión (EDC) y debió someterse a tratamientos en cámara hiperbárica durante cinco días—. Por suerte teníamos una cobertura contra accidentes de buceo de DAN, o nos hubiera costado aproximadamente USD 10.000. Atribuimos su EDC al exceso de ejercicio y no estar bien hidratado. Tuvimos los mismos perfiles de buceo y permanecimos dentro de los límites de nuestras computadoras, pero solo uno de nosotros sufrió una EDC. Nuestro divemaster nos explicó que las computadoras de buceo son dispositivos maravillosos, pero no consideran datos importantes como edad, hidratación, ejercicio, aptitud física o los muchos otros factores que pueden afectarnos durante el buceo.
Desde entonces hemos sido publicidades andantes para DAN, relatando la historia de Barry y alentando a nuestros compañeros de buceo a obtener una cobertura de DAN. Nadie sabe cuándo ni por qué puede sufrir una EDC. Un par de mis compañeros en Cozumel han hecho miles de buceos y han sufrido una EDC inesperadamente sin causa aparente. Algunos incidentes de EDC no son culpa de los buzos que no siguen las computadoras o las tablas de buceo recomendadas o incluso experimentan un mal funcionamiento del equipo —simplemente sucede—.
Lynne Wright se prepara para bucear en Cozumel.
Fotografía del personal de Chili Charters
Y al final me pasó a mí. Hice las inmersiones 829 y 830 el jueves 5 de enero de 2023, en Cozumel. No había dormido bien la noche anterior, y levantarme a las 6 de la mañana para prepararme fue duro. Buceamos en la pared de Santa Rosa durante 59 minutos con una profundidad media de 49 pies (15 metros) y una máxima de 76 pies (23 metros). Tras un intervalo en superficie de más de una hora, buceamos en San Clemente con una profundidad media de 12,5 metros, una máxima de 17,7 metros y un tiempo de inmersión de 54 minutos. Hice una inmersión conservadora con un 32% de nitrox y el ordenador ajustado a un perfil de aire, y no ocurrió nada anormal.
Más tarde esa noche les envié un mensaje a mis compañeros de buceo donde les decía lo agotada que estaba, cosa que le atribuí al hecho de no haber dormido lo suficiente la noche anterior. A la mañana siguiente todavía no me sentía bien, por lo que fui a caminar en lugar de mi habitual entrenamiento en el gimnasio. Esa noche empecé a sentir tanto dolor en la cadera derecha que no podía ponerme cómoda.
La mañana del sábado no fue mejor, por lo que investigué los síntomas de EDC, que incluían fatiga, pero no se mencionaba el hecho de no sentirse bien. Llamé a DAN y el miembro del personal médico dijo que era extraño que los síntomas fueran tan tardíos y sugirió que fuera al Hospital Costamed.
Barry y yo nos reunimos con el Dr. Dario Gomez, que obtuvo toda mi información de buceo y luego me pidió que hiciera una simple prueba de equilibrio. Me tuvo que agarrar ya que casi me caí y sentí ganas de vomitar. Después de investigar un poco más y darme cuenta de que no podía levantar la pierna derecha al estar acostada sobre mi espalda, me diagnosticó una EDC y me indicó cinco horas de tratamiento en cámara hiperbárica.
Después de completar algunos formularios y que me colocaran una vía intravenosa, me dirigí a la cámara. Tenía frío, y me tuve que poner una pesada máscara mientras respiraba oxígeno al 100 por ciento, pero por suerte tenía Netflix para entretenerme y muchas cobijas. Pasé la noche en el hospital bajo observación.
El Dr. Gomez me vio a la mañana siguiente y me indicó otra sesión en cámara después de no obtener buenos resultados en los exámenes. Esa tarde me sometí a otro tratamiento de dos horas y pasé otra noche en el hospital. El dolor en mi cadera derecha había disminuido, por lo que estaba cómoda y finalmente pude dormir bien.
La mañana del lunes pude elevar la pierna derecha estando acostada y manifesté muy poco dolor en la cadera. Hice las pruebas de equilibrio sin caerme ni vomitar, por lo que estaba lo suficientemente bien para recibir el alta. Gracias a mi cobertura de DAN, salí del hospital sin pagar un centavo de que lo habría sido una cuenta enorme.
Al pensar retrospectivamente en por qué sufrí una EDC, solo puedo atribuirlo a estar cansada. No esperaba que pasara, pero estoy agradecida de que teníamos una cobertura de DAN y satisfecha con la excepcional organización con la que tuve la posibilidad de tratar. Hemos tenido algunos incidentes puntuales a lo largo de los años donde necesitamos nuestra cobertura de DAN por otras cosas, y en DAN siempre nos han brindado ayuda de forma rápida y sencilla.
Después de unos días de mi incidente, uno de mis compañeros de buceo estaba andando en bicicleta mientras yo caminaba por el Malecón. Se detuvo y caminó conmigo un poco. Le conté que había sufrido una EDC y le pregunté si tenía una cobertura de DAN. Me dijo que no, por lo que le pedí que me prometiera que obtendría una antes de sus próximos buceos.
Continuaré siendo una publicidad andante para DAN y aliento a mis colegas buzos a obtener una cobertura contra accidentes de buceo porque (como yo) es posible que no puedan prever un incidente. ¡Gracias, DAN! AD
© Alert Diver - Q3 2023