COMO BUZO, MI PRIMER CONTROL y uso de un plan de acción de emergencia tuvo lugar durante el primer buceo de un viaje internacional. Mi esposa y yo habíamos viajado para disfrutar de unas vacaciones de una semana y habíamos reservado nuestros buceos anticipadamente con un operador que tenía buena reputación en grupos y foros en línea, contaba con barcos veloces y grandes tanques de aire enriquecido Nitrox y separaba a buzos en grupos de acuerdo con su experiencia y sus habilidades.
Después de llegar a la isla el primer día de nuestro viaje, dejamos nuestros equipos en la tienda de buceo —el operador de buceo era responsable de llevar el equipo de cada buzo al barco cada día—. Mientras estaba en la tienda conocí a un caballero retirado, a quien llamaré John, y charlamos como suelen hacer los buzos. En nuestra conversación descubrí que era un visitante regular de la isla con cientos de buceos allí y que había regresado después de una ausencia de varios meses.
Después de que controlaran mi registro, nos despedimos de él y regresamos al centro turístico, emocionados por la semana de buceo y diversión total que teníamos por delante. Esta fue la única vez que me habían controlado el registro al bucear en el exterior, lo que reforzó mi confianza en el operador de buceo y su reputación. Lo que no sabía en ese momento era que menos de 24 horas más tarde presenciaríamos la muerte de un buzo y seríamos abandonados en el mar.
En el viaje en barco hacia el punto de buceo a la mañana siguiente, nos volvimos a encontrar con John. Compartimos que éramos de Carolina del Norte y tuvimos una excelente charla con él acerca del buceo en nuestra área. Estaba solo en la embarcación ese día y su compañero era el divemaster. Mi esposa y yo éramos compañeros de buceo y otros dos buzos eran la tercera pareja que estaba en nuestra embarcación.
Escuchamos el informe de seguridad de rutina respecto de las corrientes a profundidad (después de todo, este era un buceo a la deriva) y nos enteramos de que había habido cambios en las corrientes y condiciones impredecibles en el lugar los últimos días. Los cinco, además de más nuestro divemaster, nos colocamos el equipo y nos lanzamos en un punto profundo conocido por sus grandes y hermosos pasadizos de coral.
Durante el descenso comprobamos que la corriente era rápida y cambiaba de dirección en toda la columna de agua. Esta no era mi primera vez buceando a la deriva, pero sí era mi primera vez experimentando corrientes tan intensas. El único refugio que pudimos encontrar de las condiciones en constante cambio fue dentro de los grandes pasadizos. Mis grandes aletas de natación apenas podían empujarme por una colina de arena entre dos pasadizos, y la corriente que corría por la colina hacia mí se sentía como una ráfaga de arena.
Cuando llegué al segundo pasadizo supe que me estaba esforzando demasiado y en ese momento me sentí algo exhausto. John observó que la correa de la aleta de mi esposa se había aflojado y nadó hacia ella para atraer su atención y ayudarla con el problema. Nuestro grupo luego ingresó a otro pasadizo y al salir comenzamos a desplazarnos hacia una parte menos profunda del arrecife, con la esperanza de encontrar una corriente menos intensa.
A medida que ascendíamos hacia esta otra área, vi con el rabillo del ojo que John estaba luchando y parecía estar en problemas. Estaba aproximadamente 4,6 metros (15 pies) debajo de mí y un poco corriente abajo y se estaba agarrando el pecho mientras intentaba nadar hacia el divemaster. El divemaster lanzó inmediatamente su boya de superficie, nos hizo señas a todos para que ascendiéramos y nadó hacia el hombre aleteando intensamente.
Estábamos todos a unos 18 metros (60 pies) de profundidad, y el grupo estaba separado. La corriente era difícil de afrontar, pero el divemaster finalmente alcanzó a John y juntos iniciaron su ascenso. Lancé mi boya de superficie y también comencé a ascender.
La tercera pareja de buzos se había separado mientras intentaba ayudar al divemaster. Un buzo llegó a donde estaba el divemaster y ayudó a John a salir a la superficie, y el otro permaneció abajo conmigo y mi esposa. Cuando los tres llegamos a la superficie, la embarcación de buceo estaba acercándose al divemaster y el otro buzo lo estaba ayudando a subir a John al barco.
A pesar de la corriente de la superficie el barco fue cargado rápidamente, y solo tardaron aproximadamente dos minutos en subir a los tres buzos a la embarcación. Antes de partir, el capitán nos gritó que nos quedáramos en el mismo sitio y que nos enviarían otra embarcación. Vimos cómo nuestra embarcación de buceo desaparecía a la distancia con John, que estaba inconsciente y recibiendo RCP.
Estar a la deriva en el mar abierto y ver cómo tu embarcación de buceo desaparece es inicialmente aterrador. Había otros barcos en los alrededores, pero ¿nos verían si teníamos problemas? ¿O nos desplazaríamos a la deriva y nadie volvería a vernos? No había barcos lo suficientemente cerca como para escucharnos pedir ayuda en una emergencia. Asimismo, habría sido imposible nadar el largo tramo hasta la costa.
Me di cuenta de que de los tres buzos que habíamos quedado en el agua era el único con algún equipo de seguridad o señalización. Siempre llevo una boya de superficie de acción retardada (DSMB), un espejo y un silbato. Si bien mi esposa también tiene estas piezas del equipo, se había olvidado de llevarlas a la tienda de buceo cuando dejamos nuestro equipo el día anterior.
Los tres tuvimos mucho tiempo para conversar mientras esperábamos 30 minutos en la superficie a que una embarcación llegara a buscarnos. Todos estábamos nerviosos porque nos habían dejado a la deriva, pero hablar entre nosotros nos ayudó a mantener la calma. Otra embarcación del mismo operador eventualmente regresó a recogernos, y nos ubicó gracias a mi DSMB. Luego nos repartieron entre otros dos barcos antes de regresar a nuestra embarcación original.
A pesar de la rápida respuesta y el esfuerzo del divemaster y la tripulación, John lamentablemente falleció. Al cortar su traje de neopreno, la tripulación descubrió cicatrices visibles de una cirugía mayor de corazón. Pese a la gran cantidad de buceos de John con este operador específico en el pasado, no había comunicado al operador de buceo este cambio reciente en su historial médico—esa mañana había llegado a la embarcación con el traje de neopreno ya puesto—.
Esconder afecciones médicas no solo lo pone en riesgo a usted, sino también a otros buzos de su grupo. Un médico debe autorizarlo si hay alguna especulación respecto a su aptitud física para el buceo. Este incidente cambió mis protocolos con relación al buceo en el océano. Ahora llevo una baliza localizadora personal (PLB, por sus siglas en inglés) en cada buceo y verifico que mi compañero de buceo tenga elementos de seguridad y señalización apropiados. Si no tiene una boya de superficie o algún dispositivo de señalización, le presto alguno de mis elementos adicionales o le digo que pida uno prestado en la embarcación. Asimismo, mi esposa ya no se sube a una embarcación sin su boya de superficie.
Como buzos, debemos tomar medidas adicionales en nuestros controles anteriores al buceo para asegurarnos de que nuestro compañero tenga su equipo de señalización y seguridad para que podamos estar preparados en caso de una emergencia.
© Alert Diver - Q2 2023