Oído de nadador

© Stephen Frink

Investigadores y miembros del personal médico de DAN responden a sus preguntas sobre medicina de buceo

P: Al bucear, sufro de oído de nadador con frecuencia. ¿Puedo hacer algo para solucionarlo? 

R: El oído de nadador (otitis externa) es una infección del canal auditivo externo que se produce con frecuencia en buzos y nadadores. La humedad persistente en la piel del canal auditivo produce un cambio alcalino del equilibrio del pH, lo que crea un ambiente propicio para la proliferación de bacterias. Una serie de bacterias y otros organismos microscópicos pueden contaminar el agua donde buceamos. 

Los antibióticos son el tratamiento más común para esta afección, y no se debe bucear ni nadar hasta que se haya completado el tratamiento y los síntomas hayan desaparecido por completo. Al igual que sucede con muchos trastornos, la prevención es el mejor tratamiento. Procure mantener sus canales auditivos limpios, secos y libres de restos o acumulación de cera. No recomendamos limpiar los oídos con hisopos de algodón, que a menudo empujan la cera del oído más adentro y pueden causar pequeñas abrasiones, lo que lo puede volver más propenso a las infecciones. 

Puede secarse los oídos inclinando la cabeza hacia un lado para que la gravedad pueda ayudarlo a drenar sus oídos o con un ventilador o secador de pelo a baja potencia. Algunas gotas para los oídos comerciales pueden ayudar, pero una mezcla de partes iguales de vinagre de mesa blanco (no ácido acético) y alcohol isopropílico o partes iguales de vinagre, alcohol y agua destilada también pueden crear un ambiente menos adecuado para la proliferación de bacterias. 

Si ninguna de estas medidas conservadoras tiene eficacia, una solución de ácido acético ótico y acetato de aluminio puede ser otra alternativa, pero requiere una receta médica. Una medida de secado acompañada de una solución ótica puede ser lo más conveniente. 

- Leandra Lynn, NREMT


P: ¿Puedo bucear si tengo herpes?

R: El herpes es una infección común —hasta aproximadamente un 80 % de las personas tiene herpes oral, que puede causar llagas o ampollas febriles, y alrededor del 17 % de las personas de 14 a 49 años tiene herpes genital—. Un brote de herpes puede ser doloroso y una fuente de infección. 

El dolor asociado al herpes oral puede interferir con su capacidad para sostener un regulador en la boca, y la restricción de un traje de neopreno ceñido puede exacerbar el dolor y el malestar del herpes genital. Cualquier restricción en cuanto a la actividad física causada por un brote puede potencialmente poner en riesgo tanto a usted como a su compañero de buceo. El malestar puede obligarlo a finalizar el buceo de manera anticipada, lo que también puede afectar a su compañero o grupo de buceo. Cualquier restricción física durante una emergencia o corriente fuerte puede aumentar el riesgo de sufrir una lesión grave. 

© Miljko/Istock

Todos los cuerpos de agua están llenos de microorganismos, y cualquier corte en la piel proporciona una vía para que esos microorganismos ingresen al cuerpo y causen una infección. El buceo en lugares remotos puede ser especialmente preocupante si la atención médica es limitada o inaccesible. Cuando una infección no se trata o cuando la atención médica apropiada se demora considerablemente se puede producir una enfermedad grave o incluso la muerte. 

En general, el herpes es más contagioso durante siete días antes y después de un brote. El uso compartido de un regulador o el contacto con el equipo y otras superficies durante un brote de herpes activo puede poner a otras personas en riesgo de contraer el virus, por lo que la comunicación con su compañero de buceo es importante. 

Si bien el herpes no constituye una contraindicación absoluta, recomendamos no bucear al experimentar un brote de herpes activo o siempre que no se sienta completamente saludable.

— Jevon Monaghan, EMT-P


© Alert Diver – Q3 2024

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