A LO LARGO DE LA HISTORIA, LOS CRIMINALES HAN CONSIDERADO LOS CUERPOS de agua como lugares seguros para deshacerse de la evidencia de sus crímenes y ocultarla para siempre. Siempre que hay agua, existe la posibilidad de que los criminales eludan el castigo al lanzar armas homicidas o víctimas en las profundidades para que no vuelvan a aparecer —o eso creían—.
Con los avances de la ciencia forense y la tecnología de buceo, se realizan más recuperaciones de evidencia con éxito cada año. Muchos objetos encontrados bajo el agua garantizan condenas contra aquellos individuos que pretendían escapar de la justicia.
Quién se sumerge
Cuando en un lugar se necesitan recursos de investigación subsuperficiales, el organismo que dirige la investigación se comunica con un equipo de buceo especializado. El equipo puede estar vinculado a un departamento de servicio público existente —como la policía, los bomberos, los servicios médicos de emergencia o una entidad federal— y componerse de buzos capacitados competentes que llevan a cabo esta tarea como un deber adicional además de su rol establecido.
También se puede llamar a equipos de búsqueda y recuperación voluntarios formados por buzos de seguridad pública certificados. Estos buzos también pueden tener un conjunto de habilidades específicas necesarias para el lugar, tener experiencia en ese cuerpo de agua u ofrecer asistencia adicional sobre la base del tamaño y el alcance de la escena. Muchos departamentos no tienen personal ni fondos suficientes para dedicar recursos a un equipo de buceo, en especial si su ubicación geográfica no lo establece como una prioridad.
Los buzos de seguridad pública que trabajan como investigadores submarinos de escenas del crimen se desempeñan bajo la autoridad de un enlace policial que está presente con el líder de su equipo. Esto garantiza que sigan todos los elementos de una recolección de evidencia apropiada y la cadena de custodia para que las pruebas recuperadas puedan usarse en el tribunal.
La capacitación es fundamental para que los buzos puedan desempeñarse satisfactoriamente con capacidad jurídica como investigadores submarinos. Organismos institucionales como Emergency Response Diving International (ERDI) y Dive Rescue International (DRI) ofrecen cursos para personal de búsqueda y recuperación.
“La realidad es que muchos equipos de buceo no están formados por personal de cuerpos policiales”, comentó Thomas Powell, evaluador de instructor trainers de ERDI y buceo de seguridad pública. “Los buzos de seguridad pública deben aprender a documentar y manipular evidencia de un modo que siga las normas requeridas por las fuerzas policiales y deben haber recibido una capacitación adecuada para seguir los protocolos de la cadena de pruebas y garantizar procedimientos de recolección de evidencia apropiados”.
Qué hay debajo
Los buzos de escenas del crimen siguen las directivas de sus asistentes de buceo en la costa y su personal de apoyo de mando en la superficie de manera lenta, metódica y precisa y se desplazan en patrones y cuadrículas de búsqueda predeterminadas. El trabajo es largo y tedioso; los buzos mantienen una mano en una cuerda guía y mueven la otra hacia afuera en un movimiento de barrido repetitivo. Las autoridades tratan cada lugar en el que se solicita la presencia de estos buzos como una escena del crimen hasta que se demuestre lo contrario. Los objetos que los buzos recuperan —como vehículos, armas o restos humanos— son probatorios por su presencia bajo el agua.
La identificación de los objetos en condiciones de total oscuridad solo con el tacto limitado por un guante de traje seco es difícil, incluso si se sabe exactamente lo que se está buscando. Distinguir la diferencia entre un segmento de hueso de dedo humano y una pila de trozos de restos de árboles de tamaño similar es abrumador. Encontrar un arma puede parecer más fácil, pero a menudo tiene resultados inesperados. No resulta extraño que los buzos que buscan un arma de fuego encuentren varias y que ninguna coincida con la descripción de la que se está buscando.
Cuando un objeto es descubierto y se autoriza su recuperación, intentan recuperarlo exactamente como lo encontraron. Encapsulan el objeto en agua a profundidad, incluso el sedimento y los escombros que haya debajo, lo que puede comunicar información pertinente sobre sus entornos anteriores y la época del año en que el objeto se asentó en el lugar. Cuando los objetos son perturbados, cualquier muestra de evidencia comienza a degradarse desde el momento en que es manipulada. La exposición al aire intensifica este efecto, lo que causa inmediatamente oxidación y elimina la aplicabilidad de diversas técnicas forenses.
A diferencia de las acciones frecuentes de los fenómenos de Internet que quitan las placas de los vehículos para las vistas en miniatura de videos o levantan armas de fuego recuperadas por encima de sus cabezas para publicaciones de redes sociales, los verdaderos profesionales nunca simplemente tomarán y llevarán evidencia descubierta a la superficie. Tampoco comparten sus opiniones personales con el público sobre los factores de causa de muerte en casos abiertos que suponen la recuperación de restos humanos.
“Siempre que se encuentra un cuerpo en el agua, se convierte en una investigación de causa de muerte”, afirmó Kevin Kemmerling, instructor corporativo de DRI y teniente y comandante de buceo de la oficina del sheriff de Tulare County, California. “Hay una proliferación de equipos de buceo de búsqueda y recuperación ‘profesionales’ autoproclamados que están apareciendo en todo el país que usan tácticas sensacionalistas y predatorias con familiares de víctimas para insertarse en investigaciones submarinas de escenas del crimen. Estos grupos carecen de experiencia operativa y capacitación en normas industriales y mejores prácticas, y a la larga pueden crear una mayor angustia emocional en las familias de las víctimas al brindarles información incorrecta o falsa sobre un caso activo”.
La recuperación de personas fallecidas en agua se encuentra entre las tareas más difíciles que los investigadores submarinos de escenas del crimen deben realizar. Un individuo “en reposo” en el agua puede mantenerse en movimiento. En general, después de morir un cuerpo se asienta y se desplaza hacia el fondo. Durante su movimiento puede encontrar viento en la superficie y corrientes en la columna de agua y a profundidad, lo que puede continuar moviendo el cuerpo. Debido a los cambios de descomposición post mórtem, el gas dentro del cuerpo puede hacer que flote y ascienda a la superficie, lo que puede provocar un movimiento adicional después de otros encuentros con condiciones del sitio.
Después de que el cuerpo completa la liberación de gases, puede ocurrir un descenso final. Dependiendo del tiempo que la víctima haya estado sumergida, todo el cuerpo de agua y la columna de agua dentro de él pueden estar sujetos a búsqueda.
Incluso si se sospecha de un ahogamiento como la causa de muerte, las autoridades aún deben procesar e investigar los restos correctamente. Al igual que con la recuperación de objetos, los buzos recuperan muestras de tierra y material subsuperficial debajo del lugar de descanso final del cuerpo. Las balas del cuerpo de una víctima de un arma de fuego, por ejemplo, pueden haberse asentado en el sedimento después de filtrarse a través de carne permeable debido a la emulsificación del cuerpo en agua.
Peligros físicos
En condiciones de oscuridad, pueden producirse encuentros con vida acuática por contacto y no con la vista. Investigadores han perdido dedos con tortugas mordedoras, y oficiales con rifles a menudo cuidan a los buzos de escenas del crimen en los canales de Florida para protegerlos de los caimanes.
No tener la capacidad de ver puede dar lugar a una infinidad de peligros de enredo y aprisionamiento. Sedales y ramas sumergidas pueden enredarse en la cuerda guía de un buzo, y más de un investigador se ha desplazado involuntariamente hacia una tubería o restricción de flujo natural entre dos cuerpos de agua y ha quedado atrapado por la diferencia de presión.
Manipular evidencia en estas condiciones es peligroso. Las personas fallecidas en entornos acuáticos liberan material biológico en el agua que es peligroso para la salud de las personas. Las armas de fuego que se manipulan bruscamente en el agua o que no se aseguran correctamente durante la recolección pueden dispararse involuntariamente. Los vehículos que no están amarrados pueden desplazarse y aplastar a buzos, y la espuma que se utiliza en algunos asientos de carro se licúa y se vuelve tóxica después de una exposición prolongada al agua.
Los cuerpos de agua pueden estar contaminados con pesticidas químicos, herbicidas, fertilizante, vertidos de fábricas, sustancias químicas líquidas, desechos humanos o un extraño residuo inidentificable. La exposición a estas sustancias puede ser causa de cáncer, defectos de nacimiento, fallas del sistema nervioso y enfermedades mortales.
Efectos psicológicos
No hay límites respecto a lo que un investigador submarino de escenas del crimen puede encontrar a profundidad. La única garantía es que deben confiar en su propio coraje, su fortaleza y una voluntad de acero para llevar a cabo la tarea en cuestión. Si en una búsqueda exploratoria lenta el guante de su traje seco atraviesa carne húmeda y maleable y entra en contacto con componentes óseos dentro de un cuerpo, entrar en pánico y dirigirse a toda velocidad a la superficie no es una opción.
Cada escena trae consigo desafíos mentales. Incluso circunstancias previstas pueden causar reacciones inesperadas, a pesar de las experiencias anteriores. Cuando una mujer condujo su carro intencionalmente hacia un lago de Carolina del Sur con sus dos niños pequeños en el interior en 1994, investigadores submarinos de escenas del crimen veteranos realizaron la recuperación. Para un investigador, que tenía una pasión de toda la vida por el buceo deportivo con aire comprimido, ver a las dos criaturas aún amarradas en sus asientos de automóvil destruyó su amor por el deporte y nunca volvió a bucear.
Encontrar restos humanos bajo el agua tiene una alta probabilidad de causar un trauma psicológico. Implementar estrategias para la prevención con antelación es un componente clave para mitigar este riesgo.
“A pesar de lo que haya visto como rescatista, policía o veterano de combate, cualquier cosa que haya visto en tierra no se comparará con lo que puede encontrar bajo el agua”, aseguró Patrick O’Boyle, instructor médico senior del JFK Special Warfare Center and School del Ejército de los Estados Unidos. “Los nuevos buzos de escenas del crimen deben reunirse con el examinador médico de su estado para ver un cadáver encontrado bajo el agua antes de realizar una recuperación. Su primera experiencia con uno no debe ser a profundidad. Los buzos de escenas del crimen deben solicitar la ayuda de un asesor profesional o un compañero de equipo conforme sea necesario —hablar con alguien no afectará su trabajo, sino que lo ayudará—”.
No a profundidad, pero aún bajo presión
Para la mayoría de los buzos, el buceo finaliza cuando llegan a la superficie y regresan a casa. Pero para los investigadores submarinos de escenas del crimen el buceo continúa en un tribunal algunos meses o incluso años más tarde. Para muchos buzos de escenas del crimen el tribunal es más estresante que el trabajo bajo el agua. Solo basta un pequeño traspié en el proceso de recuperación, la cadena de custodia o la documentación para que la evidencia que recuperaron con tanto trabajo sea rechazada por el tribunal. Los abogados de ambas partes pelean para admitir o desestimar evidencia —imagine lo fácil que puede ser crear dudas acerca de la recuperación de evidencia obtenida en aguas con una total oscuridad cuando los buzos en cuestión eran los únicos presentes en el lugar—.
Comprender el escrutinio profesional que estos buzos pueden afrontar, junto con los peligros y las condiciones que enfrentan, nos ayuda a valorar esta aplicación del buceo que está mucho más allá del ámbito recreativo. También invita a respetar a esos buzos que realizan este trabajo para que nosotros no tengamos que hacerlo.
© Alert Diver - Q2 2023