Capítulo 2: Factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular

"La enfermedad cardiaca coronaria es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad entre los adultos tanto de América del Norte como de Europa."

Les corresponde a los buzos conocer los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, especialmente, la ateroesclerosis, y las medidas específicas que pueden tomar para mitigarlos. La ateroesclerosis, conocida popularmente como "endurecimiento de las arterias" es la enfermedad más común del corazón. Su prevalecía aumenta con la edad, y provoca la muerte prematura en muchas personas. De hecho, a menudo se la asocia con el normal paso del tiempo. Sin embargo, puede prevenirse, o al menos, retrasarse, y extender un estilo de vida físicamente activo hasta una edad avanzada.

En este capítulo, aprenderá sobre:


Información general sobre los factores de riesgo cardiovasculares

Las manifestaciones más comunes de enfermedad cardiovascular adquirida (más que congénita) son la enfermedad cardiaca coronaria, el accidente cerebro vascular (ACV), y la enfermedad arterial periférica. La enfermedad cardiaca coronaria es una de las causas principales de morbilidad y mortalidad entre los adultos tanto en América del Norte como en Europa.

La probabilidad de que un individuo determinado adquiera una enfermedad cardiovascular y sufra un evento cardiovascular potencialmente peligroso para su vida depende de muchos factores de riesgo. Algunos de ellos –como su historial familiar, género, raza y edad – no pueden modificarse. Otros factores de riesgo sí son modificables –incluso algunas condiciones de salud involuntarias y algunos factores relacionados con el estilo de vida. Las condiciones involuntarias como la hipertensión, el colesterol alto, y la diabetes pueden tratarse tanto con medicamentos, como con dieta, y algunos ajustes en el estilo de vida. Los factores relacionados con el estilo de vida incluyen el consumo de tabaco, una dieta no saludable, la inactividad física, y el consumo excesivo de alcohol –que pueden todos modificarse voluntariamente.

Es importante comprender que padecer cualquiera de estos factores de riesgo no significa que usted definitivamente desarrollará una enfermedad cardiovascular. Sin embargo, cuantos más factores tenga, mayor es la probabilidad de desarrollar una enfermedad cardiovascular –a menos que controle las condiciones de salud involuntarias y adopte un estilo de vida saludable.

Los siguientes porcentajes de muertes provocadas por enfermedad cardiovascular pueden atribuirse a estos factores de riesgo específicos:

  • Hipertensión: 13%
  • Consumo de tabaco: 9%
  • Alto nivel de azúcar en sangre: 6%
  • Inactividad física: 6%
  • Sobrepeso y obesidad: 5%

Hipertensión

La hipertensión, o alta presión arterial es una condición médica común tanto en la población general, como entre los buzos. La presión arterial es la medida de la fuerza con la que la sangre empuja sobre las paredes arteriales. La lectura de la presión arterial es una relación de dos números. El más alto es la presión sistólica, cuando su corazón está latiendo, y el más bajo la presión diastólica, cuando su corazón descansa entre latidos. La unidad de medida para la lectura de la presión arterial se expresa en milímetros de mercurio, y se abrevia "mmHg"; una lectura normal es 120/80 mmHg, a menudo nombrada como "120 sobre 80".

Los criterios para un diagnóstico de hipertensión varían levemente de país a país, y aún de una referencia a otra. La tabla que aparece debajo muestra los criterios más comunes utilizados es los Estados Unidos.

Tabla 3. Clasificación de las categorías de presión arterial (AHA)
Fuente: American Heart Association

Estadísticas

  • 78 millones de adultos norteamericanos (ó 31% -casi 1 en 3) sufren de hipertensión
  • El 69% de quienes sufren un primer ataque cardiaco, el 77% de quienes tienen un primer accidente cerebro vascular (ACV), y el 74% de quienes sufren insuficiencia cardíaca crónica tienen hipertensión; también es un factor de riesgo importante para la enfermedad de los riñones.
  • La muerte de 348.000 norteamericanos en 2009 se atribuyó a la hipertensión, ya sea como causa principal o contribuyente.
  • Se emplean U$S 47.500 millones anualmente en gastos médicos directos relacionados con la hipertensión.
  • Se pierden U$S 3.500 millones en productividad anualmente debido a la hipertensión.
  • Sólo el 47% (menos de la mitad) de los que sufren de hipertensión la mantienen controlada.
  • El 30% de los adultos norteamericanos sufren de pre-hipertensión

Fuentes: U.S. Centers for Disease Control and Prevention; and American Heart Association

el médico mide la tensión de una mujer con un manguito de presión arterial

Una persona con hipertensión enfrenta dos tipos de complicaciones: a corto y a largo plazo. Las complicaciones a corto plazo generalmente son el resultado de la presión arterial extremadamente alta; el más significativo es el riesgo de sufrir un accidente cerebro vascular (ACV) debido a la ruptura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Las complicaciones a largo plazo son más comunes; incluyen enfermedad de las arterias coronarias, de los riñones, insuficiencia cardíaca congestiva, problemas en la vista, y enfermedad cerebro vascular

La hipertensión leve a menudo puede controlarse con dieta y ejercicios; sin embargo, la medicación puede ser necesaria para mantener la presión arterial dentro de los límites tolerables. Se utilizan muchos tipos de medicamentos para tratar la hipertensión, que tienen diferentes efectos secundarios. Algunas personas deben cambiar la medicación cuando no es efectiva o deja de serlo. Otras necesitarán tomar más de un medicamento para controlar su presión arterial.

Un tipo de medicación anti hipertensiva conocida como betabloqueante puede causar una disminución en la tolerancia máxima al ejercicio, y puede además, provocar algún efecto en las vías aéreas. Estos efectos secundarios normalmente no representan ningún problema para el buzo promedio. Preferentemente, pueden utilizarse en buzos, otro tipo de anti hipertensivos conocidos como inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), aunque un posible efecto secundario de los mismos sea una tos persistente. Otra posibilidad es utilizar bloqueadores de canales de calcio, pero uno de los potenciales efectos secundarios de esta medicación es el mareo que puede aparecer cuando la persona pasa de la posición sentada o supina a ponerse de pie.

Los diuréticos –medicamentos que estimulan la producción de orina- también se utilizan frecuentemente para tratar la hipertensión. Su uso requiere de una cuidadosa atención para mantener la adecuada hidratación y para monitorear los niveles de electrolitos en sangre.

Efectos en el buceo

Mientras la presión arterial de una persona se encuentre controlada, la principal preocupación con respecto al buen estado físico para bucear son los efectos secundarios de cualquier medicamento, y el daño a los órganos principales. La mayoría de los medicamentos anti hipertensivos son compatibles con la práctica del buceo, mientras sus efectos secundarios sean mínimos, y el rendimiento del buzo en el agua no se vea significativamente comprometido. Además, un buzo con una hipertensión de larga evolución debería controlar si hay evidencia de daño asociado al corazón o los riñones.

Los buzos que demuestran un adecuado control de su presión arterial, y que no muestran una disminución significativa en su rendimiento en el agua debido a los efectos secundarios de la medicación, deberían poder bucear con seguridad. Sin embargo, es importante que dichos buzos sean examinados regularmente, incluyendo los controles para detectar las consecuencias a largo plazo de la hipertensión, como las enfermedades de las arterias coronarias.


Hiperlipidemia

El colesterol –una substancia blanda y cerosa –es uno de los lípidos encontrados en la sangre, y de hecho, en todas las células del cuerpo. Importante para el funcionamiento saludable de nuestros cuerpos, el colesterol es parte de las membranas celulares y se utiliza en la producción de hormonas.

El colesterol LDL puede acumularse en las arterias

El colesterol en el cuerpo humano puede originarse a través del consumo de alimentos ricos en colesterol –como carnes rojas, huevos, y productos lácteos- o puede producirlo nuestro cuerpo internamente. El cuerpo también puede producir colesterol a partir de alimentos que no lo contienen en sí mismos, pero sí contienen grasas saturadas –como los aceites de palma y coco –o grasas trans –como los alimentos fritos que se sirven en los restaurantes, y las tortas y galletitas dulces. El colesterol por sí solo no se disuelve en sangre; tiene que combinarse con proteínas para formar partículas de lipoproteínas solubles. Las lipoproteínas se dividen en: lipoproteínas de baja densidad, y lipoproteínas de alta densidad (LDL y HDL, según sus siglas en inglés).

EL LDL es considerado "colesterol malo" porque un alto nivel lleva al angostamiento y la rigidez de las arterias debido a la formación de colesterol que se acumula en depósitos llamados "placas" en las paredes internas de las mismas. Esta condición se denomina ateroesclerosis. Contribuye a la hipertensión y provoca enfermedad arterial periférica, enfermedad arterial coronaria, ataque cardíaco, y accidente cerebro vascular (ACV) –como también disfunción eréctil en el hombre.

Por el contrario, el colesterol HDL es considerado "colesterol bueno" porque reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular transportando el colesterol fuera del flujo sanguíneo y de vuelta al hígado, lo que facilita su remoción del cuerpo. El HDL entonces, ayuda a prevenir la formación de placas de colesterol en las paredes de las arterias. El nivel de colesterol HDL de un individuo, es en cierta medida, un factor genético. Pero los niveles de HDL pueden disminuir debido a la diabetes de tipo 2, ciertos medicamentos como los betabloqueantes y esteroides anabólicos, fumar, sufrir de sobrepeso, y sedentarismo. Por otra parte, el estrógeno, una hormona femenina, aumenta los niveles de HDL, explicando parcialmente porque la enfermedad cardiovascular es menos frecuente en mujeres premenopáusicas.

Los triglicéridos son otro factor de la hiperlipidemia. El triglicérido es el tipo más común de grasa corporal. Los niveles normales de triglicéridos varían según edad y sexo. Loa altos niveles de triglicéridos combinados con lo altos niveles de colesterol LDL aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Su nivel de colesterol es una medida compuesta por todos estos lípidos, expresada ya sea en miligramos por decilitro de sangre (mg/dl) o en milimoles por litro de sangre (mmol/l)

Muchos expertos norteamericanos recomiendan los siguientes niveles de colesterol:

  • Colesterol total: 200 mg/dl (5.2 mmol/l)
  • Colesterol LDL: desde menos de 70 mg/dl (1.8 mmol/l) hasta 129 mg/dl (3.3 mmol/l), dependiendo de su estado de salud
  • Colesterol HDL: por sobre 60 mg/dl (1.6 mmol/l)
  • Triglicéridos: menos de 150 mg/dl (3.9 mmol/l)

Fuente: American Heart Association

La American Heart Association recomienda que todos los adultos mayores de 20 años controlen su colesterol y otros factores de riesgo de hiperlipidemia cada cuatro a seis años, y además trabajen con sus médicos para determinan su riesgo de enfermedad cardiovascular y accidente cerebro vascular (ACV)


Sobrepeso y obesidad

escala de peso

Los términos sobrepeso y obesidad se refieren a un peso corporal en relación con la altura, mayor al que se considera saludable; ambas condiciones dan como resultado, a menudo (aunque no necesariamente), una proporción más alta de grasa corporal, conocida como tejido adiposo, comparada con la masa muscular magra. El término sobrepeso se aplica a aquellos con peso bastante elevado, y el de obesidad a los que sufren de sobrepeso extremo.

Estadísticas

  • El 69% de los adultos norteamericanos (más de dos tercios) sufren de sobrepeso u obesidad.
  • Los índices de obesidad en los adultos se han más que duplicado en los últimos 30 años, del 15% en 1976-1980 al 36% en 2009-2010.
  • Hace 10 años, el índice de obesidad era significativamente más alto entre las mujeres que entre los hombre; actualmente, los índices son esencialmente los mismos –ubicándose con pocas décimas de diferencia en el 36% para hombres y mujeres.

El índice de masa corporal (IMC) es una manera común de expresar la relación entre peso y altura Para calcularlo se utilizan las siguientes ecuaciones:

cómo calcular el bmi según las medidas imperiales y métricas
Tabla - Clasificación del estado ponderal en función del IMC

El IMC es una medida importante para comprender las tendencias de la población, pero tiene algunas limitaciones, por ejemplo:

  • Puede exagerar la proporción de grasa corporal en atletas y otras personas con más masa muscular.
  • Puede subestimar la proporción de grasa corporal en personas mayores y en otras personas que hayan perdido masa muscular.

Por consiguiente, el IMC es sólo uno de los muchos factores que deberían considerarse al evaluar si un individuo se encuentra en un peso saludable –junto con la medida de la cintura, la relación cintura-cadera, y una medida conocida como "grosor de los pliegues cutáneos".


Síndrome metabólico

El síndrome metabólico es un desorden que afecta la manera en que el cuerpo utiliza y almacena la energía. De acuerdo con la American Heart Association, para diagnosticar síndrome metabólico se requieren al menos tres de las siguientes condiciones:

  1. Obesidad abdominal –definida como una circunferencia de cintura de 40 pulgadas (102 centímetros) o más para los hombres, y 35 pulgadas (89 centímetros) o más para las mujeres
  2. Un nivel de triglicéridos igual o mayor a 150 mg/dl (3,9 mmol/l)
  3. Un nivel de colesterol HDL por debajo de los 40 mg/dl (1,0 mmol/l) para los hombres, y menor a los 50 mg/dl (1,3 mmol/l) para las mujeres.
  4. Una presión arterial igual o mayor a 130/85 mmHg o el uso de medicación para la hipertensión.
  5. Un nivel de glucosa en sangre en ayunas igual o mayor a 100mg/dl (5,6 mmol/l) o el uso de medicación para la hiperglucemia.

El síndrome metabólico se asocia con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular. Otros desórdenes relacionados con éste incluyen: disfunción endotelial e inflamación crónica de bajo grado.

Medir la circunferencia de su cintura para detectar obesidad abdominal, lo que significa que hay más grasa en su cintura que en sus caderas, es un buen comienzo para evaluar si usted sufre de síndrome metabólico. Esto es importante porque la obesidad abdominal representa un riesgo mayor de enfermedad cardíaca, y de diabetes tipo 2, y el riesgo se incrementa progresivamente a medida que la circunferencia de la cintura aumenta más allá de las dimensiones detalladas arriba. Las implicancias de estos factores se muestran en la tabla siguiente:

Tabla. Riesgos de enfermedad asociados al aumento del IMC y de la circunferencia de la cintura
Fuente: National Heart, Lung, and Blood Institute

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