Evite las tres D
Aunque el buceo es una actividad agradable y relativamente segura, los buceadores nunca deben olvidar que implica el uso de equipos de soporte vital para aventurarse en un entorno que no es propicio para la supervivencia humana. Por eso DAN recomienda que los buceadores estén siempre mental y físicamente preparados para bucear y mantengan la concentración durante sus inmersiones.
La mayoría de los accidentes de buceo son el resultado de la suma de pequeñas desviaciones de los procedimientos seguros y, en la mayoría de los casos, habría sido posible evitar el accidente en algún punto si se detectaba el problema, si se comprendían sus implicancias y si se respondía adecuadamente. La distracción, el dolor y la desorientación son peligrosos porque pueden alterar la concentración y la noción de tiempo y espacio.
Distracción
Es normal que la persona que bucea se distraiga bajo el agua si hace varias cosas al mismo tiempo. Por ejemplo, si intenta sostener una linterna y una cámara mientras se mueve en un entorno sin salida vertical a la superficie. Lo que suele suceder es que la persona se concentra en una cosa y no presta atención a las otras, especialmente si la tarea es complicada o más exigente que otras.
Las emociones fuertes pueden ser lo suficientemente importantes como para afectar a su capacidad para bucear con seguridad. Por ejemplo, si ha sufrido recientemente una pena o un trauma, tómese su tiempo para evaluar su bienestar y su estado emocional de la forma más objetiva posible. Si tiene motivos para creer que los pensamientos intrusivos o las emociones abrumadoras pueden interferir en su capacidad para controlar la profundidad, el suministro de gas y a su compañero, posponga la inmersión para otro día.
La ansiedad puede provocar incertidumbre sobre la naturaleza y la realidad de las amenazas, así como dudas sobre la propia capacidad para afrontar las situaciones. Los síntomas físicos de la ansiedad pueden ser muy variados, desde palmas de las manos húmedas y latidos del corazón acelerados hasta la sensación paralizante de un ataque de pánico o una reacción fóbica. El océano puede ser un factor estresante importante para algunas personas. A medida que aumenta el estrés, disminuye la capacidad del buceador para reconocer y responder adecuadamente. En una situación exigente, es fundamental que un buceador sea capaz de reconocer y salir del ciclo creciente de estrés antes de que alcance el nivel de pánico. Asegúrese de haber controlado eficazmente cualquier ansiedad que esté experimentando antes de proceder a una inmersión.
Dolor
Cuando una persona llama a la línea de información médica de DAN para hacer preguntas sobre diferentes afecciones y enfermedades, el personal médico de DAN suele recomendarle no bucear si en ese momento tiene algún dolor o malestar. Esta recomendación se debe a que ese dolor más adelante podría confundirse con un síntoma de enfermedad por descompresión, lo que dificultaría realizar un diagnóstico después de bucear. Una razón aún más importante para no bucear con dolor o malestar es que estos síntomas pueden interferir en la concentración y la noción de tiempo y espacio.
El malestar estomacal no es infrecuente en los entornos de buceo. El mareo afecta a muchos buceadores, y las alteraciones de la dieta y los horarios asociadas a los viajes también pueden provocar náuseas. Aunque puede ser razonable que un buceador con náuseas entre en el agua para ver si se siente mejor en la superficie, no debe descender hasta que sus síntomas desaparezcan. De hecho, deben ser supervisados mientras están en la superficie. Muchos buceadores han oído que es posible vomitar a través de un regulador. Aunque esto suele ser cierto, no significa que sea una experiencia agradable.
Desorientación
Huelga decir que el buceo y la intoxicación no son compatibles. Durante una inmersión hay demasiada información que controlar y demasiadas posibilidades de tener que tomar decisiones arriesgadas como para arriesgarse a estar bajo los efectos del alcohol. Recuerda que eres responsable tanto de la seguridad de tu compañero como de la tuya propia.
Pero las drogas recreativas no son lo único que puede provocar confusión mental o ralentizar el tiempo de reacción. La falta de sueño, el desfase horario y las resacas pueden afectar a la agudeza mental. Estos factores no son infrecuentes entre los buceadores que viajan, así que asegúrese de tener en cuenta cómo pueden afectarle y posponga la inmersión si es necesario.
Algunos medicamentos de venta bajo receta (e incluso algunos de venta libre) tienen efectos secundarios que podrían hacer que el buceo sea más riesgoso. Por ejemplo, para el buceo también pueden ser válidas las advertencias de no operar maquinaria pesada bajo los efectos de determinados medicamentos. Por eso, los médicos especializados en medicina del buceo no recomiendan bucear si está tomando un medicamento por primera vez. En caso de medicamentos recetados de administración diaria, se recomienda esperar 30 días para asegurarse de que la dosis sea la correcta y verificar que la persona no sufra ningún efecto secundario. Al menos un médico debe estar al tanto de todos los medicamentos que la persona está tomando, para disminuir el riesgo de interacción entre los medicamentos. La persona no debe bucear si sufre algún efecto secundario que podría distraerla o alterar su noción de tiempo y espacio bajo el agua.
Ten en cuenta que cualquier irritación, incertidumbre o problema que experimentes en la superficie puede convertirse en un problema mayor bajo el agua. Por lo tanto, tanto si se trata de una lesión musculoesquelética como de una picadura de medusa de una inmersión anterior o de un dolor de cabeza persistente, mantente fuera del agua hasta que estés seguro de que tu concentración, conciencia, juicio y capacidad para gestionar otros factores estresantes vuelven a estar al 100%.