La organización Anna Maria Island Turtle Watch (AMITW) tuvo un verano excepcional en 2024. Para el 31 de julio, los patrulleros de la AMITW habían documentado 683 nidos en 15,4 kilómetros (9,6 millas) de playa en Isla Anna Maria, Florida. Esa fue la mayor cantidad de nidos que habían registrado en una temporada desde que habían comenzado a monitorear 41 años atrás.
Voluntarios habían recibido la capacitación requerida de la Comisión para la Conservación de Peces y Vida Salvaje de la Florida (Florida Fish and Wildlife Conservation Commission, FWC) y la AMITW para obtener el permiso FWC Marine Turtle Permit, el cual les permitía trabajar con tortugas marinas protegidas por la Ley de Especies en Peligro de Extinción (Endangered Species Act) de 1973. Estos voluntarios autorizados estudiaban la totalidad de la isla cada mañana al amanecer, desde el inicio de la temporada de anidación el 15 de abril.
Cada día identificaban, registraban y tomaban las coordenadas de GPS de cualquier tortuga marina nueva que vieran arrastrándose, marcaban nidos con cuatro estacas de madera y controlaban cada nido donde estuvieran incubando. Algunos días eran fáciles —marcaban algunos nidos, controlaban el resto y se iban de la playa antes de las 10 de la mañana—.
La actividad se incrementó en junio, cuando la anidación alcanzó su punto máximo y las eclosiones comenzaron. Los voluntarios tenían que llevar más agua, electrolitos, protector solar y bocadillos para aguantar largas horas expuestos al calor y la humedad.

La motivación para perseverar era fuerte —las tortugas marinas(Caretta caretta) estaban teniendo un año sin precedentes, probablemente gracias a los esfuerzos de la AMITW más de 30 años atrás, lo que ayudó a garantizar que una nueva generación de tortugas marinas lograra llegar al mar—. Las tortugas bobas alcanzan la madurez entre los 25 y los 30 años, así que las tortugas marinas que fueron salvadas por los primeros esfuerzos de conservación ahora están regresando como adultas en edad de anidación. Su presencia es particularmente importante porque casi la mitad de la población de tortugas bobas del mundo nació en las playas de Florida.
Luego el huracán Debby azotó a principios de agosto. La patrulla diaria fue cancelada ya que fuertes olas y mareas de tormenta se apoderaron de la playa junto con al menos 200 nidos de tortugas. Nuestra temporada de auge se había convertido en tristeza. Los patrulleros de tortugas pasaron los días posteriores evaluando lo que había quedado y usando un GPS especial de alta precisión para localizar los nidos que habían sobrevivido, pero que habían perdido todas sus estacas indicadoras.
En las siguientes semanas solo se encontraron dos nidos nuevos, lo que indicaba que las tortugas madres habían terminado de poner por la temporada, aunque la eclosión continuaría por un par de meses más. Los nacimientos habitualmente se producen por la noche, y los voluntarios los descubren durante los controles de nidos matutinos cuando detectan más de cien huellas de crías que se originan desde una depresión dentro del área marcada. Las huellas muestran la dirección en la que las crías se desplazaron.
La luz es una importante referencia para encontrar el mar para las tortugas marinas. Tanto las crías como los adultos se alejan de la oscuridad y las sombras de las dunas y la vegetación y se dirigen al horizonte más brillante. En una playa oscura serían las estrellas y la luna en el cielo nocturno. No obstante, la luz artificial supone un peligro para las tortugas marinas.
Cuando la luz artificial es visible para las tortugas marinas, es más brillante que el cielo nocturno o ilumina un área de la playa que normalmente es oscura, puede hacer que la tortuga se desplace en la dirección incorrecta, lo que se denomina desorientación. Una tortuga desorientada utiliza más energía desplazándose por el área y puede deshidratarse o toparse con depredadores u otros peligros, como una carretera. Este problema es el motivo por el que las ciudades de Isla Anna Maria requieren que las personas cierren sus persianas y apaguen las luces externas por la noche durante la temporada de eclosión.

En lugares donde la luz es necesaria, las lámparas LED rojas o ámbar inocuas para las tortugas y pantallas o luminarias empotrables impiden que la luz llegue a la playa. Los ojos de las tortugas marinas ven principalmente el extremo azul del espectro de luz por la forma en que los colores en el extremo rojo se atenúan a profundidad en el agua. Si bien las tortugas marinas pueden ver la luz roja, no le prestan demasiada atención.
Cuando las tortugas de un nido se desorientan, por lo general esto se informa a los funcionarios encargados del cumplimiento del código local, quienes intentan identificar la fuente de luz y evitar futuras desorientaciones. Los patrulleros de la AMITW responden a llamadas por la noche y temprano a la mañana cuando las personas encuentran crías desorientadas en lugares peligrosos como una carretera, una piscina o dentro de desagües pluviales. A veces la lluvia se lleva los rastros débiles de las crías y no sabemos si las tortugas de un nido se han desorientado hasta que recibimos una llamada.
Liberamos a las crías que encontramos de inmediato o las mantenemos hasta que cae la noche para que puedan descansar y luego las liberamos en la parte oscura de la playa. Si bien a todo el mundo le encanta ver una cría de tortuga marina, es preferible que haya menos desorientaciones. En 2024 tuvimos 94 desorientaciones, incluida una adulta que salió a la ruta y fue golpeada trágicamente por un carro.
Si bien la mayoría de los lugareños conocen las prácticas que protegen a las tortugas marinas, muchos visitantes no están familiarizados con ellas—probablemente provienen de otros estados y países, muchos de los cuales no tienen tortugas marinas—. Nuevos visitantes llegan cada semana, por lo que la educación es clave. Ya sea ofreciendo paquetes informativos para visitantes, dando charlas gratuitas sobre tortugas o respondiendo preguntas durante una patrulla, los voluntarios de la AMITW hacen su mejor esfuerzo para correr la voz.

Ser amigables con las tortugas supone mucho más que recoger basura. Implica llenar agujeros y derribar castillos de arena para que las diminutas crías estén a salvo en su primer viaje hacia el agua. Retirar pertenencias de la playa también es crucial —nadie quiere salir por la mañana y encontrar una tortuga enredada en una silla o un dosel—.
Lo que es más importante, mantener una playa oscura es fundamental para que las tortugas puedan llegar al océano. Lo ideal es que no haya luz, y la luz roja es mejor cuando se debe usar luz a la vista de la playa. Después de ver a una pequeña cría enfrentarse a la playa y el enorme cuerpo de agua en frente de ella, ¿quién no quiere ayudarla a sobrevivir mediante prácticas que protejan a las tortugas?
Los inventarios de nidos son excelentes oportunidades educativas. Cada nido de la isla es inventariado tres días después de una eclosión (lo que les da tiempo a las rezagadas para salir por su propia cuenta) o a los 70 días cuando el nido es considerado pasado de fecha. Extraemos los contenidos de los nidos y contamos las cáscaras de huevo para determinar cuántos huevos eclosionaron y cuántas crías lograron salir.
Antes del huracán Debby, más de 190 nidos eclosionaron, y los inventarios de nidos a menudo revelaban excelentes porcentajes de eclosión. Incluso a veces encontrábamos una cría viva que aún no había logrado salir. No obstante, la marea de tormenta provocada por Debby cubrió la playa por varias horas a lo largo de varios días.
Si bien un poco de inundación costera causada por las mareas está bien para los nidos de tortugas marinas —con frecuencia reduce la temperatura y evita que los nidos se sequen con el calor del verano— el hecho que los huevos estén bajo el agua por días los priva del intercambio de gases esencial que necesitan para vivir.
No observamos muchas oclusiones por el resto de la temporada. Sin una depresión de eclosión, puede ser necesario que los patrulleros caven la totalidad del área marcada con estacas de 0,9 metros por 0,9 metros (3 pies por 3 pies) o más hasta que localicen la cámara de huevos o deban abandonar el inventario.

Después de Debby, la mayoría de las cámaras de huevos que encontramos estaban llenas de huevos sin eclosionar que habían dejado de desarrollarse. Sin embargo, los nidos con 0 % de éxito en la eclosión proporcionan información importante sobre la productividad cada año.
En ocasiones, encontramos algunos huevos eclosionados entre los que no lo habían hecho. Las eclosiones que se producen a pesar de las fuertes inundaciones costeras demuestran la resiliencia de las tortugas marinas. Las crías que logran salir de esos nidos tienen la genética necesaria para sobrevivir a las mareas de tormenta. Mientras el cambio climático produce tormentas más fuertes y las playas continúan erosionándose, estas tortugas producirán nidos exitosos en los años venideros.
Por si fuera poco, a finales de septiembre, con solo ocho nidos aún presentes en la playa, los huracanes Helene y Milton llegaron uno tras otro. Las tormentas inundaron los hogares y negocios de la isla, aplanaron las dunas y desplazaron arena hacia el interior. Asimismo, diezmaron gran parte de la vegetación de las dunas y eliminaron los nidos restantes. La temporada de tortugas había terminado abruptamente.
La Madre Naturaleza puede ser dura con las tortugas algunos años, pero ellas tienen estrategias reproductivas para combatir esos sucesos. Una hembra pone entre cinco y siete nidos cada un par de años, cada uno con un promedio de 100 huevos, y continuará reproduciéndose por muchas décadas. A pesar de las devastadoras tormentas, en 2024 20.633 crías emergieron de 284 nidos en Isla Anna Maria, lo que contribuyó a la próxima generación de tortugas bobas. Desde 1983, la AMITW ha documentado 8.132 nidos de tortugas marinas que han producido más de 400.000 crías.
En 2025 la AMITW se enfrentará a nuevos desafíos. La pérdida de las dunas y la vegetación hace que las tortugas puedan ver más fuentes de luz desde la playa, y la mayoría de las áreas han perdido su fondo oscuro y la barrera entre la playa y la carretera. Mientras la isla se reconstruye y se recupera de los daños causados por tormentas que destruyeron hogares y forzaron a los negocios a cerrar, resulta difícil priorizar las prácticas que protegen a las tortugas.
La AMITW continuará trabajando con partes interesadas locales y estatales para garantizar la conservación de las tortugas marinas en la isla de manera que sigan siendo un elemento muy querido del lugar para generaciones futuras de habitantes y visitantes.

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© Alert Diver – Q2 2025