Muchos buzos se aventuran bajo la superficie para escapar del bullicio y el ruido de la vida cotidiana. Disfrutan de la silenciosa tranquilidad que se siente al estar bajo el agua y solo escuchan el sonido de sus burbujas. Como todos los buzos saben, la manera más eficaz de comunicarse es con diversas señas manuales que indican que se quiere ascender y descender o que son sustitutos silenciosos de términos como, por ejemplo, “estás bien” o “algo está mal”.
La principal desventaja de las señas manuales o cualquier sistema de comunicación visual es que se debe tener un campo visual para ver lo que otros están expresando. La comunicación y las señales sonoras no tienen esa restricción. Si estamos dentro del radio de alcance, podemos escuchar lo que está sucediendo y no necesitamos que algo esté dentro de nuestro campo visual para llamar nuestra atención.
Cuando escuchamos un sonido en tierra, podemos determinar con bastante precisión la ubicación de su fuente en relación con nosotros y estimar la distancia a la que se encuentra. Las ondas sonoras alcanzan un oído antes que el otro, y con esa diferencia de tan solo milisegundos nuestros oídos y nuestro cerebro trabajan conjuntamente para triangular las ondas sonoras. Nuestro cerebro luego procesa esa información para indicarnos la dirección y la distancia.
El sonido viaja más de cuatro veces más rápido bajo el agua que en el aire. El agua es un medio más denso que el aire, por lo que sus propiedades mecánicas hacen que las ondas sonoras se propaguen más rápidamente. Nuestros oídos y nuestro cerebro no están acostumbrados a procesar la duración más corta entre el momento en que cada oído percibe la onda sonora. Así que, si bien aún podemos escuchar el sonido, se nos hace más difícil determinar dónde y a qué distancia se originó ese sonido.
Rockaway Park es un popular punto de buceo en el noroeste del Pacífico. El transbordador local navega aproximadamente 402 metros (un cuarto de milla) desde el punto de buceo. Cuando el transbordador pasa por allí, el sonido de sus hélices hace parecer como si la embarcación estuviera casi encima de nosotros. Al agacharnos instintivamente, nos damos cuenta de que estamos 14 metros (45 pies) bajo el agua y que el transbordador está demasiado lejos como para golpearnos.
Aunque muchos buzos atesoran la paz y tranquilidad que encuentran bajo el agua, a veces las circunstancias nos exigen que llamemos la atención de nuestro compañero. Tal vez queramos mostrarle algo que encontramos o alertarlo sobre un peligro u otro objeto del que quizás no tenga conciencia. A veces necesitamos obtener la atención de alguien, como un estudiante que se sumerge por primera vez y está tan cautivado por el nuevo entorno que no le está prestando atención al instructor.
Una señal sonora para llamar la atención de alguien puede ser algo tan simple como cerrar el puño con una mano y golpearla contra la otra mano con la palma abierta. El sonido podría ser suficiente para obtener la atención de otros buzos. También existen dispositivos de señalización sonora disponibles comercialmente. Un golpeador de tanque (tank banger) es una bola de plástico duro que se sujeta al cilindro con una correa elástica o de silicona, muy similar a una banda elástica gigante. La bola se agarra y se suelta para hacer un ruido considerable al golpear el cilindro.
Los generadores de ruido manuales son tubos sellados pequeños, normalmente de metal, con un objeto duro en su interior que hace ruido al sacudir el tubo. Otro dispositivo se sujeta a la manguera del inflador entre la manguera y el inflador del compensador de flotabilidad (chaleco). A veces se lo llama “bocina” (honker) o “pato” (duck) porque se oye como un pato ruidoso cuando es activado bajo el agua. Los buzos pueden utilizar otros dispositivos además de estos ejemplos que se utilizan comúnmente para obtener la atención de alguien.
En ocasiones, un operador de buceo necesita un sistema de convocatoria para llamar la atención de todos los buzos de un grupo y lograr que vuelvan a la superficie y a la embarcación de la manera más rápida y segura posible. La emergencia podría deberse a un accidente con otro buzo o un cambio repentino y drástico en el clima.
Algunas embarcaciones de buceo tienen un sofisticado sistema de convocatoria electrónico. El operador puede bajar un altavoz sumergible en el agua y activarlo para generar un sonido fuerte que avise a los buzos que deben iniciar el ascenso. Algunos operadores pueden tener otro sistema, como golpear una pesa al costado de la embarcación o la escalera, mientras que otros pueden dejar las hélices en posición neutral y acelerar el motor para generar ruido suficiente como para darles una señal a los buzos. El operador del barco debe informar a sus buzos sobre la señal de convocatoria y los procedimientos a seguir al escucharla.
Los buzos siempre deben estar atentos a otras señales sonoras que pueda haber a su alrededor. Si bien es posible que no pueda determinar inmediatamente la ubicación ni la distancia del sonido, una vez que tenga conciencia de una señal sonora sabrá que tiene que mirar a su alrededor, ver qué sucede y actuar en consecuencia.
Algunas señales sonoras comunes que los buzos pueden percibir son: un buzo gritando a través de su regulador o un cambio repentino en los patrones de respiración de un compañero detrás de ellos. Escuchar un aumento o una disminución de la frecuencia respiratoria a través del regulador puede indicar que un buzo está en problemas.
Las señales sonoras pueden atraer la atención de su compañero, alertar a un grupo de buzos o indicar un problema que puede ayudar a resolver. Si bien es posible que practiquemos buceo para escapar del ruido de la vida diaria, tenemos que prestar atención a los sonidos que nos rodean. Al hacer esto, puede ser que el buceo se vuelva aún más especial porque su compañero llamó su atención para ver algo extraordinario —o incluso puede salvar una vida.
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