Cómo combinar el ejercicio físico y el buceo

Si desea bucear, debe estar preparado. Estar preparado implica tener aptitud médica, psicológica y física, conocimientos apropiados y habilidades físicas adecuadas. Si se ejercita regularmente con una intensidad que mantenga su frecuencia cardíaca por encima de aproximadamente el 70 por ciento de la capacidad máxima por más de 90 minutos por semana, es muy probable que tenga una aptitud física suficiente como para practicar buceo deportivo en una variedad de condiciones. No obstante, el buceo solo probablemente no sea suficiente para constituir una rutina de ejercicio regular. Además, el ejercicio realizado durante el buceo, o en un momento cercano, tiene consecuencias para la seguridad. Si sigue las recomendaciones y los protocolos correctos, podrá asegurarse de tener la fuerza y la seguridad necesarias para bucear durante todo el año.

Aptitud física para el buceo

Los buceadores necesitan tener suficientes reservas de fuerza y capacidad aeróbica para satisfacer tanto las demandas normales como las excepcionales razonables del buceo en el entorno elegido.7 La forma física se mantiene cuando la intensidad y la frecuencia del ejercicio son suficientes para proteger la capacidad del cuerpo - el conjunto de capacidades bioquímicas y fisiológicas que determinan un límite de forma física. La forma física mejora cuando la carga de ejercicio supera la capacidad actual del organismo y se establece un efecto de entrenamiento. La mayoría de los programas de entrenamiento se basan en la sobrecarga progresiva, es decir, en el aumento progresivo de la intensidad del entrenamiento para continuar con el proceso de adaptación a un ritmo tolerable. Superar el umbral para mantener o mejorar la forma física, según se desee, constituye un entrenamiento eficaz.

Aunque la fuerza física de un buceador puede ponerse a prueba transportando botellas y el equipo correspondiente, la duración del esfuerzo suele ser demasiado corta para constituir un entrenamiento eficaz. Las exigencias aeróbicas de la mayoría de las inmersiones bien planificadas tienen aún menos probabilidades de alcanzar la intensidad necesaria para proteger incluso una capacidad aeróbica moderada. En última instancia, el buceador tiene que hacer algo fuera del buceo normal para mantener o mejorar su nivel de forma física.

Existen otros aspectos de la forma física que afectan directamente a la fisiología del buceo. Aunque los datos son incompletos, la buena forma física se ha asociado con un menor número de burbujas tras la descompresión en los seres humanos.2,8 Aunque las burbujas no se equiparan con la enfermedad de descompresión, se acepta que un menor número de burbujas indica un menor grado de estrés de descompresión. Experimentar menos estrés de descompresión en cualquier inmersión es sin duda algo positivo. Los modelos animales también han demostrado una menor incidencia y gravedad de la enfermedad de descompresión (DCS) en sujetos entrenados frente a los no entrenados.1,10 En última instancia, puede estar claro que una buena forma física es deseable para la seguridad de la descompresión, así como para la competencia física, que es la capacidad de satisfacer las exigencias físicas de una situación.

Cronometrar el ejercicio y la inmersión

Así como es importante tener un régimen de ejercicio regular, también lo es su programación ya que guarda relación con el buceo. Programar actividades físicas fuera del buceo puede ser un problema cuando un individuo bucea con frecuencia. Mientras que parte de esto es simplemente un problema de gestión del tiempo, existen otras consideraciones. Realizar ejercicios físicos intensos demasiado cerca de las actividades de buceo puede ser problemático por motivos más fundamentales.

La formación de burbujas, si bien se ha señalado anteriormente que no equivale ni garantiza el DCS, puede indicar un mayor riesgo de padecerlo. Se cree que la actividad física intensa -generalmente con fuerzas musculares y cargas articulares considerables, o la aplicación de fuerzas sobre las articulaciones- aumenta transitoriamente la actividad de los micronúcleos, el presunto agente de la formación de burbujas. Por lo tanto, una actividad física intensa demasiado cerca de la inmersión puede ser problemática. La actividad física después de la inmersión también puede estimular la formación de burbujas adicionales, posiblemente a través de una combinación de una mayor actividad de los microicronúcleos y un aumento de las fuerzas articulares.

Curiosamente, algunos trabajos preliminares han demostrado que una sesión intensa de ejercicio realizada 24 horas antes de la inmersión puede reducir la presencia de burbujas en los seres humanos,3 posiblemente inhibiendo la actividad de los micronúcleos. Este efecto potencialmente protector no se observó con el ejercicio realizado más cerca del momento de la inmersión. Aunque este efecto necesita ser validado, los hallazgos preliminares pueden apoyar una simple regla empírica para programar el ejercicio. Para reducir el riesgo, conviene evitar el ejercicio intenso 24 horas antes y después de la inmersión.

El margen de tiempo cercano al buceo será mejor para actividades de baja intensidad. A los individuos que participan en actividades de entrenamiento mezclado puede resultarles más fácil seguir este cronograma. Para las personas que tienen una gran determinación, bucear puede ser una buena opción en los días de descanso del entrenamiento para aquellas cuya prioridad es el ejercicio, mientras que entrenar puede ser lo mejor en los días de descanso del buceo para aquellas cuya prioridad es el buceo. En general, aplicar intensidades de entrenamiento menores probablemente sea más apropiado para el último grupo, pero se puede llegar a un acuerdo.

Programación del ejercicio durante el buceo

La actividad física durante la inmersión también tiene un impacto directo en la seguridad de la descompresión.4,5,6,9 El ejercicio durante la fase de compresión y de fondo aumenta la absorción de gas inerte, incrementando efectivamente la obligación de descompresión posterior de cualquier exposición. Es importante recordar que las tablas de buceo y los ordenadores estiman la absorción de gas inerte, nunca conocen la realidad. Sin embargo, el ejercicio ligero durante la fase de descompresión (incluidas las paradas de seguridad o descompresión) aumenta la eliminación de gas inerte y reduce el riesgo. La advertencia con respecto al ejercicio durante la descompresión es que más no siempre es mejor. Demasiado ejercicio o demasiado intenso durante la fase de descompresión puede estimular la formación de burbujas, inhibiendo así la eliminación de gas inerte y aumentando el riesgo de descompresión.

Recomendaciones finales

Aún no contamos con datos suficientes para cuantificar la diferencia entre el ejercicio provechoso y potencialmente nocivo. Comprender los diversos problemas y aplicar el sentido común ofrece la mejor protección. Lo más importante es que los perfiles de tiempo-profundidad moderados son su mejor defensa. Las consideraciones acerca del ejercicio proporcionan solo una defensa secundaria. Sin embargo, en cuanto a la defensa secundaria, las etapas de compresión y de fondo se relacionan mejor con el ejercicio sumamente suave. Las etapas de ascenso y de parada se relacionan mejor con el ejercicio leve y de baja intensidad. El ejercicio que es enérgico o que estimula una carga articular considerable casi siempre es inapropiado durante un buceo, o en cualquier momento cercano.

El período posterior al buceo es un buen momento para estar tranquilo. Tanto la seguridad descompresiva como la salud mental pueden verse favorecidas por un período de relajación extendido entre el final del buceo y el comienzo del cambio de equipo o la carrera para llegar a la siguiente actividad.

La forma física -incluida la fuerza y la capacidad aeróbica- es importante para los buceadores, tanto para la seguridad física como para la seguridad de la descompresión. Lo mejor es programar un entrenamiento físico regular para separar el ejercicio intenso y la inmersión. El entrenamiento físico intenso debe evitarse 24 horas antes o después de la actividad de buceo. Cualquier ejercicio que se realice en las 24 horas previas a la inmersión debe implicar las menores fuerzas articulares posibles.

Doctor Neal Pollock

Referencias

1. Broome JR, McNamee GA, Dutka AJ. "El acondicionamiento físico reduce la incidencia de ICD neurológica en cerdos". Undersea Hyperb Med. 1994; 21(suppl): 69.

2. Carturan D, Boussuges A, Burnet H, Fondarai J, Gardette B. "Circulating venous bubbles in recreational diving: relationships with age, weight, maximal oxygen uptake and body fat percentage". Int J Sports Med. 1999; 20(6): 410-414.

3. Dujic Z, Duplancic D, Marinovic-Terzic I, Bakovic D, Ivancev V, Valic Z, Eterovic D, Petri NM, Wisloff U, Brubakk AO. "El ejercicio aeróbico antes de bucear reduce la formación de burbujas de gas venosas en humanos". J Physiol. 2004; 555(3): 637-642.

4. Jankowski LW, Nishi RY, Eaton DJ, Griffin AP. "El ejercicio durante la descompresión reduce la cantidad de émbolos gaseosos venosos". Undersea Hyperb Med. 1997; 24(2): 59-65.

5. Jankowski LW, Tikuisis P, Nishi RY. "Exercise effects during diving and decompression on postdive venous gas emboli". Aviat Space Environ Med. 2004; 75(6): 489-495.

6. Jauchem JR. "Effects of exercise on the incidence of decompression sickness: a review of pertinent literature and current concepts". Int Arch Occup Environ Health. 1988; 60(5): 313-319.

7. Pollock NW. "Aptitud aeróbica y buceo subacuático". Diving Hyperb Med. 2007; 37(3): 118-124.

8. Powell MR. "El ejercicio y la forma física disminuyen la formación de fase gaseosa durante la descompresión hipobárica". Undersea Biomed Res. 1991; 18(suppl): 61.

9. Van der Aue OE, Kellar RJ, Brinton ES. "El efecto del ejercicio durante la descompresión por aumento de las presiones barométricas sobre la incidencia de la enfermedad de descompresión en el hombre". US Navy Experimental Diving Unit Research Report No. 8-49, 1949.

10. Wisloff U, Brubakk AO. "El entrenamiento de resistencia aeróbica reduce la formación de burbujas y aumenta la supervivencia en ratas expuestas a presión hiperbárica".

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