La enfermedad por descompresión cutánea —o en la piel— se manifiesta por medio de moretones o manchas en la piel. En general, las manchas aparecen en el abdomen, las nalgas, los senos, los muslos o la parte superior de los brazos. Si bien en algunos casos no hay otros síntomas, la decoloración de la piel puede estar acompañada por síntomas neurológicos. Por eso, es importante que los profesionales del buceo se tomen seriamente este tipo de EDC y recomienden a las personas con estos síntomas que consulten a un médico de inmediato. Como en otros tipos de enfermedad por descompresión, la persona que buceó y tiene enfermedad por descompresión cutánea no debe volar hasta que se lo autorice un médico especializado en medicina del buceo. DAN está siempre disponible para responder consultas de buzos, profesionales del buceo y médicos, en relación con cualquier síntoma después de bucear.
Hacía tres días que Tricia y su compañero habían estado haciendo dos inmersiones por día en Cuba. Las inmersiones habían sido de entre 18 y 32 metros (60 y 104 pies) de profundidad, con aire. Al final del tercer día de buceo, empezó a sentir picazón en la piel y a notar un sarpullido, pero se sentía lo suficientemente bien como para reunirse con amigos para cenar. Sin embargo, al llegar al restaurante se empezó a sentir peor y regresó a la habitación a recostarse.
Si bien sentía bastante malestar, finalmente logró dormirse, pero solo unas horas. Al despertarse, la picazón había empeorado y notó moretones y manchas en la piel. Pensó que se podía tratar de EDC y decidió llamar a DAN.
El médico de DAN concordó con que era posible que Tricia estuviera sufriendo EDC y le recomendó que se dirigiera inmediatamente a la clínica local para someterse a un examen neurológico completo. También se ofreció a coordinar una interconsulta de médico a médico en español, para ayudar al médico local con el examen. Le informó a Tricia que había cámaras hiperbáricas en islas cercanas y que investigaría la posibilidad de conseguir un traslado aéreo, de ser necesario. En la clínica, a Tricia le suministraron oxígeno puro por 30 a 45 minutos. Empezó a sentirse mejor, y los síntomas disminuyeron un poco, por lo que el médico la dejó ir. Al día siguiente se sentía lo suficientemente bien como para ir a pasear por La Habana e incluso decidió seguir con el viaje programado de regreso a su hogar: un vuelo de 30 minutos a Miami.
La mañana posterior al vuelo, tenía mucho dolor y se le había inflamado y deformado el abdomen. Volvió a llamar a DAN y, mientras estaba en línea con el médico de DAN, llamó al Mariners Hospital en Tavernier, Florida (donde se encuentra la cámara hiperbárica más cercana donde vive Tricia), y coordinó con el personal de la cámara para que la esperaran en la sala de emergencias. Tricia llegó a la sala de emergencias y la ingresaron rápidamente para administrarle nuevamente oxígeno y someterla a una serie de pruebas para evaluar su estado. A pesar de que ya habían pasado cuatro días desde la última inmersión, el médico decidió tratarla en la cámara. Se sintió mucho mejor después del tratamiento de seis horas en la cámara, pero siguió teniendo un poco de dolor abdominal durante una semana.
Analizando el incidente, al principio no entendía por qué de los 20 buzos en el grupo ella había sido la única en tener una enfermedad por descompresión. “Era una de las más jóvenes, siempre me he mantenido físicamente activa y en forma y no buceé más allá de los límites de no descompresión”. Pero, posteriormente, supo que la gran mayoría de los casos de EDC no presentan ni causas ni explicaciones evidentes (más allá del tiempo que la persona permanece en profundidad bajo el agua). “Si esto me volviera a suceder, actuaría de manera más drástica. Probablemente hubiera llamado antes a DAN cuando comenzó todo y de nuevo el día antes de volar. Sabía que no era una buena idea subirme a ese avión con síntomas, por lo que hubiera preferido consultar con DAN antes de partir."
"Soy consciente de lo afortunada que soy de que la enfermedad por descompresión que sufrí no haya sido más grave y estoy muy agradecida de haber estado siempre cubierta por la asistencia para accidentes de buceo de DAN desde que empezamos a bucear en 1998”, afirmó Tricia. “Nunca quisimos que fuera necesario llamar a ese número, pero sin duda me alegra que DAN haya estado allí para ayudarnos cuando tuvimos que hacerlo”.
Con DAN, la logística de una emergencia ya no es una incertidumbre. Cuando un miembro llama a la línea de emergencia disponible las 24 horas, DAN gestiona la atención. Esto incluye evacuaciones y la coordinación de traslados aéreos complejos, si es necesario. Detrás de escena, los especialistas de DAN coordinan la atención y el transporte médicos con agencias locales. En emergencias de buceo, el personal médico de DAN incluso puede asistir a médicos locales que no tengan conocimiento de medicina del buceo.
Con más de 40 años de experiencia gestionando emergencias en todo el mundo, DAN ayuda a sus miembros a que disfruten sus viajes al máximo. Para obtener más información sobre la membresía y cobertura de DAN World, haga clic AQUÍ.