IMAGINE SCROLLING THROUGH SOCIAL MEDIA posts or flipping through your favorite dive magazine. Your eye catches a photo of the most pristine waters you have seen. The sun is peeking through the surface, beautifully illuminating coral in pops of color in every direction. A diver overhead perfectly balances the composition.
BEFORE THE INTERNET WAS AVAILABLE, people read print magazines to learn about scuba diving — how to do it, what gear to buy, and where to go. For 51 years, from 1951 to 2002, the king of the genre was Skin Diver magazine. The undisputed queen of cover photography for Skin Diver was Geri Murphy.
Imagine levantarse en las primeras horas de la mañana en su punto de buceo favorito. El sol aún no se ha elevado sobre el horizonte y hay muy poca luz. Se coloca el equipo de buceo, agarra su cámara y da una gran zancada desde la parte posterior de la embarcación para iniciar su descenso hacia el océano débilmente iluminado.
A través de los años, muchas veces he admirado las fotos submarinas de Gerald Nowak. No obstante, hay tan pocas coincidencias entre los mercados disponibles para los fotógrafos europeos en comparación con los norteamericanos que no conocía la historia de fondo de su carrera. Una llamada telefónica reciente corrigió eso.
Lograr que su trabajo sea expuesto en una revista impresa es una de las mayores satisfacciones de los fotógrafos submarinos.
En el capítulo inicial de The World Beneath: The Life and Times of Unknown Sea Creatures and Coral Reefs, (El mundo debajo: la vida y obra de arrecifes de coral y criaturas marinas desconocidas), su aclamada combinación de libro ilustrado y guía de referencia de arrecifes de coral, Richard Smith, PhD, recuerda sus seis meses de buceo desde la costa e investigación en 2007 en los arrecifes de Wakatobi, Indonesia.
En 1992 recibí una llamada de Graeme Ferguson, cofundador de IMAX Corporation, que cambió el curso de mi carrera.
La mayoría de los buzos de aguas oscuras están de acuerdo en que solo hace falta un buen buceo para quedar fascinado. La idea de saltar desde una embarcación durante la noche, a kilómetros de la costa, con solo unas pocas luces que guíen su camino puede parecer aterrador, pero la experiencia es diferente a cualquier cosa que podríamos imaginar.