Más que un dolor de hombro

La cámara de recompresión del Centro Médico Virginia Mason en Seattle, Washington.

RECUERDO ESTAR SENTADO FRENTE A MI COMPUTADORA y pensar en todo el ibuprofeno que había tomado durante las últimas 18 horas y preguntarme por qué aún tenía el dolor sordo y persistente en mi hombro. ¿Podía esto ser más que un malestar por cargar equipo de un lado a otro desde nuestro punto de ingreso desde la costa o un esfuerzo excesivo a causa de un ingreso y una salida con viento y muchas olas? ¿Era posible que tuviera una enfermedad por descompresión (EDC)?

terapia de recompresión
Lo que comenzó como un dolor en el hombro izquierdo dio lugar a una terapia de recompresión con una tabla 6 de la Marina de los Estados Unidos.

Mi perfil de buceo de la mañana anterior había estado completamente dentro de los límites de seguridad, pero algo claramente estaba mal, así que me comuniqué con DAN. Le expliqué al miembro del personal médico de DAN que había utilizado mi rebreather (recirculador) en un buceo técnico y que el buceo se había desarrollado sin inconvenientes. Informé la cronología de mis síntomas, y mencioné que había sentido frío al final del buceo, pero que no había observado ninguna otra cosa hasta que comencé a sentir dolor en el hombro izquierdo aproximadamente una hora después del buceo. El miembro del personal médico de DAN me recomendó ir a la sala de emergencias del Hospital Virginia Mason y que les dijera que había sufrido un accidente de buceo.

En la sala de emergencias me administraron oxígeno mientras me realizaban exámenes. Había estado allí apenas unos 45 minutos cuando la enfermera de la cámara hiperbárica vino y me preguntó sobre mi buceo y si estaba listo para uno más. La recompresión con la tabla 6 de la Marina de los Estados Unidos me dio mucho tiempo para recordar el buceo y pensar en cómo había terminado con una EDC.

Estábamos buceando en el PB4Y Privateer, un bombardero de la Marina que se estrelló durante un vuelo de entrenamiento en 1956 y se hundió a aproximadamente 46 metros (150 pies) en el lago Washington, cerca de Seattle, Washington. He realizado muchos buceos, pero ese día el viento estaba formando olas grandes tan fuertes que se sentía como que había corriente. El movimiento del agua provocó la caída de mi cámara y mis luces de mi scooter, por lo que tuve que dedicar tiempo a recuperarlas del lugar donde habían sido arrastradas a la costa. Mientras caminaba por la costa, mantuve mi cilindro de etapa del lado izquierdo de mi cuerpo, cargando el peso adicional de forma innecesaria.

Uno de los miembros de nuestro grupo se había separado de nosotros cuando la hélice de su scooter se rompió, por lo que salimos a la superficie para buscarlo y evaluar la situación antes de que tuviera que regresar mientras algunos de nosotros continuábamos con el buceo. Mi compañero y yo terminamos demasiado al sur de donde pretendíamos cruzarnos con la línea de descenso a 30 metros (100 pies), por lo que tuvimos que regresar hacia el norte en scooter. Las demoras hicieron que para el momento en que necesité mi calentador, no estábamos tan cerca del naufragio como habitualmente estaríamos —y me pregunté si incluso llegaríamos a la línea y podríamos descender hasta el naufragio.

Lo encontramos unos minutos más tarde y disfrutamos de un gran buceo en el avión. Una vez que vimos todo lo que queríamos en el magnífico naufragio, dimos la vuelta y nos dirigimos de regreso a la superficie. Nuestro ascenso se desarrolló sin inconvenientes, la descompresión fue sencilla y me sentí cómodo hasta que súbitamente empecé a tener frío. La primera batería de mi calentador se había agotado por lo que cambié los cables a mi segunda batería y al accionarla advertí que no producía calor. Los últimos 15 minutos del buceo serían espantosamente fríos para mí. A mi compañero aún le quedaban algunos minutos de descompresión cuando yo teóricamente había terminado, así que esperé a que estuviera listo para poder regresar a la playa.

El hombro izquierdo empezó a molestarme cuando conducía de regreso a casa, y me arrepentí del esfuerzo extra que había hecho para ir a la costa y recuperar mi cámara junto con el esfuerzo del peso adicional que había cargado. Al llegar a casa, tomé ibuprofeno y me acurruqué con mis cachorros después de guardar todo mi equipo. Cuando finalmente me quedé quieto, me di cuenta de lo excepcionalmente cansado que estaba. No hice nada por el resto del día y luego tomé más ibuprofeno antes de irme a la cama, pero el dolor en el hombro no me dejó disfrutar de una buena noche de sueño. Por la mañana, aún estaba adolorido y tuve que tomar más ibuprofeno antes de ir a trabajar, donde finalmente me di cuenta de que no se trataba solo de un dolor de hombro.

Era un caso relativamente leve de EDC, y solo tenía un dolor aislado en los músculos y la articulación que desapareció después de mi tratamiento en cámara. El esfuerzo extra por cargar mi cilindro de etapa fuera del agua también pudo haber contribuido al dolor. Mis únicas obligaciones adicionales fueron una cita de seguimiento a los 30 días con el médico experto en medicina hiperbárica y una indicación de evitar el buceo por al menos 30 días.

Cuando pensé qué fue lo que probablemente salió mal, me di cuenta de que los 15 minutos de descompresión con frío después de 45 minutos de sentir un agradable calor al absorber gases a profundidad fue un caso de libro de lo que no se debe hacer. Si bien sería agradable sentir calor durante todo el buceo, normalmente comienzo y hago la parte más profunda fresco y luego enciendo el calentador cuando me voy del fondo e inicio la descompresión.

Podría haber evitado todos estos problemas si hubiéramos reconocido todas las dificultades que las condiciones habían causado como signos de advertencia para suspender el buceo antes. Decidimos continuar y se convirtió en una experiencia de aprendizaje. Incluso con todos los buceos que he realizado y un punto y un plan de buceo con los que me sentía cómodo y estaba familiarizado —incluía tiempo de descompresión adicional para mayor seguridad— existen otros factores que tal vez alguien puede no considerar lo suficiente. El entorno, el estrés y la temperatura pueden contribuir al riesgo de EDC.

En el futuro, procuraré tener más cuidado y ser más juicioso con el uso de mi calentador. Este incidente reforzó la importancia de siempre controlar todas las piezas del equipo. Si hubiera probado la segunda batería antes del buceo, hubiera sabido que no funcionaba correctamente. Sin una batería de reserva, nunca hubiera utilizado la primera tan pronto ni asumido que la segunda funcionaría para la última parte del buceo y la descompresión final.

También he aprendido a agregar una protección a mis factores de gradiente, lo que permite controlar el algoritmo de descompresión. Actualmente utilizo una computadora en 30/85 y la otra en 15/85. No estoy seguro de cuáles serán mis números finales, pero serán más conservadores.

Soy un buzo más prudente después de aprender varias lecciones valiosas a partir de un buceo que deberíamos haber cancelado —lo que incluye prestar más atención al impacto general de las condiciones. La lección más importante es que debería haber solicitado atención médica en el momento en que comencé a sentir dolor en el hombro. Es posible que la espera haya empeorado la situación.

Tuve suerte de que mi EDC se mantuvo leve. En buceos futuros, me tomaré todos los síntomas seriamente.

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